¿Quién se anima contra Evo?

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Sin ánimo de ofender
Doña Purísima Catilipo
Digo, en la próxima elección. ¿Quién de ustedes tiene lo que se necesita para enfrentarle? A ver, de verdad: ¿quién se anima? Enfrentar a Evo, a Chávez, a los Castros y en fin, requiere una cosa: fuerza.
Y eso, la fuerza en política, no viene compañeros de unos puntillos anecdóticos en encuestas de medio pelo. Ni viene con un puñadito de artículos diciendo alguna pavada aburrida y jailona contra Evo y su gente. La fuerza que va a necesitar quien enfrente a Evo en un par de años es algo que se trabaja con tiempo y que, necesariamente, nace del coraje de quienes hayan decidido hacerlo. Por eso he allí la primera condición del retador: coraje. Coraje humano y coraje político. Eso que en los círculos cerrados se llama huevos. Camaradas: el que no los tenga, ahórrese y ahórrenos tiempo, pues ésta será una batalla donde aquello resultará imprescindible.
Pero el coraje no es lo único -aunque es lo primero- que necesitará el pobre hombre que corra contra Evo. También necesitará cosas menos espirituales, que no son modo de pavo. Tres cosas: 1 Una gran estructura, 2. Mucho dinero para la batalla y 3. Estrategia más mensaje. Lo demás, viene por añadidura. Lo demás (si el retador es blanco o negro, hombre o mujer, si sabe hacer piruetas o no y en fin), normalmente, son pajas mentales para el área política de los medios. Vamos por partes.
  1. Contar con una gran estructura. Eso significa tener equipos. Equipos entrenados. Se van a necesitar, para empezar, equipos técnicos y profesionales de alto nivel: El Alto Mando de los ejércitos que irán a la batalla. Se van a necesitar también, equipos típicos de partido electoral competitivo: o sea, cuadros de dirigentes de nivel alto, de nivel medio y de nivel básico. Y hay que entrenar y motivar a esos cuadros por lo menos 3 años antes de la batalla electoral. Sus tareas son sostener políticamente el partido, la estrategia y el mensaje en la familia, en el barrio, en la universidad, en los sectores sociales, en las FFAA, en la opinión pública y en general, en la vida de la comunidad. Aparte de estos equipos partidarios militantes, se van a necesitar además, equipos no partidarios de operadores, con la misión específica de impulsar y promocionar el voto puerta a puerta. Y ojo, estos operadores especializados y no partidarios, deben ser rentados. Y eso implica desarrollar un método y unas técnicas sofisticadas de movilización de gente especializada en promocionar el voto puerta a puerta en las calles y casas de todo el país. O sea, eso implica trabajo en serio y sostenido. Estos operadores por otro lado, también deben ser entrenados en hacer control electoral firme y meticuloso en cada mesa electoral y en toda la geografía electoral, de cara al día D. Pero si todo eso fuera poco, se va a necesitar, a la vez, tejer una red de alianzas políticas entre las fuerzas del candidato y distintas fuerzas con peso político. Pero no alianzas para la foto como fue la de los seis: dos de ellos, al día siguiente de la foto, con los testículos como unas pasitas, ya estaban explicando al mundo que esa foto no era política… jé!. Y finalmente, para que esa gran estructura de campaña que necesita un candidato serio, se ponga en marcha como una orquesta, o como un solo ejercito disciplinado y motivado, se va a necesitar autoridad, planificación y oye: un trabajo sostenido de logística que se traduce en desplazamientos, aviones, coches, autobuses, motos, envíos, reuniones, juntas, asambleas, congresos, instalación de oficinas y de casas de apoyo en cada ciudad, barrio y comunidad… y en fin. ¿Quién puede hacer eso (o algo como eso) en la oposición? O por lo menos, ¿quién puede intentarlo? No lo sé en la oposición… pero sé perfectamente que el MAS y Morales lo harán así en la candidatura oficialista. O sea que, los boy scouts que sonrisos están la fila para luchar esta batalla contra Evo Morales, prepárense: esta batalla es en serio. Ya ven, por lo menos lo es en términos de estructuras.
  2. Contar con mucho dinero. La cantidad de dinero que va a necesitar la candidatura opositora, por lo menos, es la mitad de la cantidad de dinero que va a desplegar la candidatura oficialista. Un cálculo conservador, te permite pensar que una campaña opositora austera, requiere en torno a 15 millones de dólares en Bolivia. La comunicación (spots de TV más que nada) y la movilización territorial (del partido, de los equipos y del candidato en busca de votos) son los dos grandes capítulos del gasto. Y esa cantidad de plata es sólo para los últimos 6 meses que preceden a la votación. O sea, para el tiempo que comprende las siguientes 3 etapas: la pre-recta final, la recta final y el día D (o día de la elección, que es la jornada del control electoral y por eso, es un día terrible en gastos). Y pregúntese el lector: si Ud. es alguien que puede o debe aportar dinero en la próxima campaña, ¿Ud aportaría al candidato del MAS o al de la oposición? Al del MAS, ¿no? Normal. Muchísimo del dinero de una campaña (aquí y en Boston) no se recauda con aportes de voluntarios o simpatizantes, sino por presión al aportante o por interés material y directo de éste en el aportado. O sea, la plata va donde está el poder: va al MAS. Pero volvamos a los 15 millones. Si esa cantidad es sólo para los últimos 6 meses, ¿estamos diciendo que antes de esos 6 meses y antes de esos 15 millones, hay que gastar más aun? La respuesta es Sí señor. Hay que gastar mucho y antes. Miren televisión: el gobierno viene gastando de modo sistemático desde hace años al margen de las campañas electorales. Como debe ser: el MAS no sólo gasta en campaña, gasta siempre. Cuenten ustedes la cantidad de spots de TV que tienen distintas reparticiones e instituciones del gobierno y sus anexos. Hacer y poner un spot en cadenas nacionales cuesta en torno a 150 mil dólares al mes. Cualquier campaña sencilla y no muy competitiva (vender refrescos por ejemplo) necesita un mínimo de 3 spots que deben estar -por lo menos- un mes en cadenas nacionales. Entonces, una “campañita” para vender cualquier cosa en spots, requiere de 450 mil dólares al mes. ¿Cuántas campañitas (con spots) del gobierno y sus distintas ramas hay en el aire? Hay spots del mar, de salud, de YPFB, de Boa, hay de educación, de muchas obras públicas, de seguridad ciudadana, del parlamento, del Dakar, de la economía nacional, de la visita del Papa, etc. Y eso, aunque no es pedir voto (cosa que se hace al final) es campaña. Y es muy cara y no es ilegítima y además funciona: tiende el terreno para que al final, el candidato oficialista pueda pedir voto con solvencia y credibilidad. En otras palabras: los 15 millones que requiere el candidato de la oposición para los últimos 6 meses previos a la votación, no sólo se quedan cortos frente a los millones que pondrá el candidato oficialista en ese mismo periodo, se quedan más cortos aún, frente al dinero que la campaña oficialista ha gastado, gasta y gastará en los años previos a los 6 últimos meses de la carrera. Eso eleva el reto en términos de platita ¿verdad? Y pasa lo mismo en el otro gran capítulo del gasto electoral: la creación, entrenamiento y movilización de los equipos de campaña. El MAS viene desplegando desde hace años, dinero y esfuerzos muy fuertes en sus cuadros, en sus movimientos sociales y en sus equipos en general. Y eso es mucho gasto: gasto enorme de precampaña. Por eso el que crea que, tres meses antes de la elección (después de una trifulquita entre candidatos opositores), va a “aparecer” un candidato alternativo a Evo con una idea creativa y un plan nerd para estar en las redes, y que con eso ya tiene lo suficiente para competir contra Evo, está loco. El gasto es desde hoy y debe ser mucho, mucho e inteligente. ¿Algún voluntario?
  3. Tener estrategia y mensaje. Esto es básico. Tener un mensaje es tener la capacidad de explicar el sentido de tu presencia en la lucha. Y tener una estrategia es tener la capacidad de hacer esa lucha desde ese mensaje y de modo adecuado e inteligente. Pero ambas cosas, en política (mensaje y estrategia), necesitan una cosa previa: tener una visión general sobre la comunidad. Sobre Bolivia. Sobre la gente. Tener una creencia, una cosmovisión, que explique (con razón o sin ella) el mundo, el hombre, la gente, la historia y el futuro que vamos a hacer juntos. En suma, tener una filosofía sobre la vida y la convivencia. Evo la tiene. Y uno puede estar en desacuerdo o no con esa filosofía o esa visión: pero uno no puede dudar de que en efecto, la tiene. ¿Tiene de eso el retador? Si no lo tiene, vaya pensándolo. 
Es pues una tontería olímpica la tesis de que la oposición ahora debe “encontrar” un candidato, como si esto fuera el mundo del azar donde uno va caminando por el pajar y de pronto (¡zas!) se encuentras una aguja. La oposición debe comenzar por construir una visión de Bolivia, en base a ella, debe construir un mensaje, en función a él, debe desarrollar una estrategia y su correspondiente proyecto de poder…y de todo ello, que es un proceso político -o sea un proceso de lucha-, saldrá un candidato de modo casi natural. Y quizá, saldrá un presidente. Y quizá, quién sabe, un nuevo país.
Esa es la dimensión de esta batalla. Una batalla de coraje, una batalla de grandes estructuras, una batalla de mucho dinero y una batalla de creencias, de valores y de visiones. ¿Alguien se anima?

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