El mandatario venezolano anuncia «megaelecciones» estatales y municipales en 2025 donde solo podrán participar los partidos que hayan acatado su reelección.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha ofrecido a su homólogo venezonalo, Nicolás Maduro, enviarle «combatientes sandinistas» para su defensa en caso de que se produzca una «contrarrevolución» en el país sudamericano.
Los dos mandatarios mantienen una excelente relación, especialmente desde que en abril de 2023 firmaron una alianza mutua para reivindicar la «soberanía nacional» de sus naciones y defenderse juntos del «imperialismo» y el «intervencionismo extranjero». De hecho, algunos observadores del reciente proceso electoral venezolano consideran que el régimen chavista copió en la cita con las urnas muchas de las técnicas usadas por el Gobierno sandinista para conservar a Ortega en el poder durante los últimos quince años.
El presidente nicaragüense mantiene encerrados o proscritos a los miembros y partidos de la oposición. Ha cerrado miles de ONG. Intimidado a los votantes disidentes. Y en las últimas elecciones hizo lo mismo que ha hecho la Comisión Nacional Electoral venezolana: expulsar a los observadores no afines de las mesas y avalar el triunfo del presidente sin el más mínimo soporte documental fiable. Aprovechado una reunión virtual con jefes de Estado de la alianza bolivariana, Ortega alerta ahora de que él no descarta una guerra en Venezuela, donde persisten las manifestaciones contra el pucherazo electoral al tiempo que la comunidad internacional exige a Maduro que publique las actas del escrutinio.
El recuento de papeletas todavía continúa oculto a la ciudadanía por parte de la Comisión Electoral Nacional. Las actas en poder de la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que reúnen el 83,3% de las emitidas en la noche electoral, contradicen la reelección de Maduro y dan una abultada victoria al candidato de PUD, Edmundo González.
«No hay paso atrás en que Nicolás es el presidente legítimo», ha opinado, sin embargo, Daniel Ortega. A su juicio, la oposición venezolana «ha fracasado» en su intento de revertir los comicios, por los que el próximo paso pueden ser las armas porque «el imperialismo está más herido que nunca» tras proclamarse ganador a Maduro.
El líder sandinista incluso va más lejos y cree que la «contrarrevolución» surgiría de Colombia. No lo dice porque su presidente, Gustavo Petro, «alimentara» un movimiento en ese sentido, sino por la influencia de Estados Unidos y de anteriores exgobernantes, como Álvaro Uribe e Iván Duque, según citó. Todos ellos, y especialmente «el imperialismo yanki», ayudarían a formar un «ejército mercenario». Ortega ve grandes coincidencias entre el escenario que dibuja para Venezuela con el que él enfrentó en Nicaragua hace cuarenta años.
«Un señor apellidado Delpino»
Mientras llega esa «batalla» a la que el presidente nicaragüense enviaría tropas sandinistas en apoyo de Maduro -«téngalo por seguro», enfatizó-, la Administración chavista se prepara para borrar a la oposición en Venezuela. Maduro, en una intervención sorpresa, ha anunciado la convocatoria de «megaelecciones» en 2025 para nombrar a 23 gobernadores estatales, otros tantos consejos legislativos y miles de alcaldes y concejales.
Sin embargo, precisó que a estas citas solo podrán concurrir los partidos que «acaten» la ley y respeten los poderes del Estado; una forma de decir que solo participarán quienes reconozcan su reelección. La semana pasada, el Tribunal Supremo certificó la validez del escrutinio electoral aportado por la Comisión Nacional Electoral y todos los partidos, salvo la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática, firmaron su reconocimiento.
«Se vienen las megaelecciones», ha anunciado el líder chavista, quien ha adelantado que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela está «alistando ya toda su maquinaria». Miembros de la disidencia, por el contrario, opinan que esta convocatoria representa un paso más en el desmantelamiento de la oposición y el camino de Maduro hacia la autocracia total. Dichas fuentes sostienen que el régimen trata así de colocar a la única oposición real entre la espada y la pared: la admisión de que Maduro ganó las elecciones o la imposibilidad de presentarse a los comicios estatales y regionales, con su consiguiente desaparición institucional.
De momento, la represión parece seguir en marcha. El vicepresidente Diosdado Cabello ha anunciado este martes que el Parlamento destituirá en breve a Juan Carlos Delpino, el único miembro de la Comisión Nacional Electoral que denunció «falta de transparencia» en el escrutinio final. Delpino es el único representante no afín al oficialismo en este comité y permanece escondido desde hace un mes, cuando empezó a poner en duda la veracidad del recuento.
«Un señor apellido Delpino, que es rector principal, que abandonó el cargo y se le aplicarán los procedimientos contemplados en la Constitución y la ley» para su destitución ha manifestado el vicepresidente Diosdado Cabello en una rueda de prensa, en la que ha urgido al Parlamento a comenzar cuanto antes el proceso. Diosdado también ha convocado una marcha de simpatizantes del chavismo para este miércoles en Caracas con el fin de celebrar el primer mes de Maduro en la presidencia. De nuevo hará coincidir esta manifestación con las que previamente había convocado la oposición. Su líder, María Corina Machado, ha difundido un mensaje en el que dice que «están pensando en «nuevas formas de discrepar y de manifestarnos» para evitar las detenciones de ciudadanos.
Agencias y el Heraldo
