O sea, la loca soy yo

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De Doña Purisima Catilipo
Debido a mi oficio (periodista, bruja, roja y crítica) recibo cada semana un número importante de locos de mierda. Todos tienen la plena y absoluta seguridad de que pronto van a ser gobernadores, ministros, alcaldes, vicepresidentes, ricos, o cualquier cosa de esas tan grandiosas y morbosas. 
Muchos de mis visitantes ilustres pertenecen al antiguo régimen. Son neoliberales. Y los veo como vi a esos elegantes oligarcas del viejo PURS después del 52, que seguían con el sombrero puesto cuando la noche ya había caído. Son tipos audaces. No quieren privilegios ni mariconerías (eso les sobra), quieren pegas y de las buenas. 
Normalmente esa pretensión suele sonarme un pelín ridícula. Pero de tiempo en tiempo (según el peticionario) hasta puede darme ternura: estos compañeros elegantes, viven felices y fumados, navegando en su orgía infinita. Vaya: ni se enteran, ni se quieren enterar, de que la fiesta aquella, sencillamente se terminó. Camaradas neoliberales: ¿de verdad no se dan cuenta? Para ustedes ya se apagaron las luces, ya volcaron las sillas y ya silenciaron la banda. ¿No lo ven? Miren las mejillas craqueladas de sus mujeres: eso negro que las parte como un rayo maligno es rímel cayendo a borbotones. Y este aroma a sulfato y a metano, es el meado de los caballeros que borrachos, han rociado el patio. Como mucho, queridos camaradas del Club Nacional, queda la resaca y un vientre listo a expulsar todo por arriba y por abajo. “Cant you see it, Sir? It is over”. 
Ahora bien. Lo curioso es que con el pasar del tiempo y desde el terrible 21/F, he comenzado a recibir, además de a los miembros del “ancien regime”, también a los militantes del actual. Unos rojos de octava. ¿Y a qué vienen los compañeros plebeyos? Pues en su mayoría vienen a preguntar si es cierto que van mantener la pega una vez que se vaya Líder Supremo. Dicen que han escuchado que el proceso de cambio es más profundo que el líder. Y que la hegemonía que han fundado pues dicta que los indios no dejarán jamás las buenas pegas. 
Compañeros masistas: no sean imbéciles: después de Evo, viene la nada. Si Evo se va, se acaban las pegas, los privilegios y los negocios cojudos. Para siempre. Si Evo se va Uds. volverán a ser zombis inofensivos vagando los pasajes de La Paz en busca de pegas. Y eso evoca cierta nostalgia. Porque nos damos cuenta, queridos hermanos plebeyos, que volveremos a ser lo que siempre fuimos: nada. Unos dirigentes de medio pelo buscando donde caernos vivos. Porque así es la vida camaradas. No da tregua. Los neoliberales tras la derrota, siguen siendo, antipáticos, guapos, discriminadores, cultos y bien formados, pero nosotros los plebeyos tras la derrota volvemos a ser nada. Nada de nada. No hay concesiones. Y no me llore. Más bien prepárese, so y quejica. 
Pero entre tanto loco suelto y visitándome con la intención de ser vicepresidente o gobernador (de un bando y de otro), ya empiezo a preocuparme y a deducir que la loca de mierda soy yo. No puede ser que tanta gente inteligente en este país, realmente esté tan concentrada en conseguir una pega que nunca va a conseguir. Hay algo ahí que se me escapa y ya sospecho que muchos de mis locos un día serán alcaldes, vicepresidentes, ministros, aduaneros y todo eso. Y ya sospecho además, que lograrán robar a manos llenas y coronarán sus vidas con alguna persecución de quinta y un par de millones en lotes en el Urubó para lavar lo robado. O sea, la loca soy yo. Los cuerdos, son los compañeros del PURS que quieren retornar y los compañeros masistas que quieren quedarse por siempre. Cosas del poder. Vete a saber.

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