La Asamblea Constituyente pierde su cualidad de solución y se constituye en problema. Y si es así, habrá que buscarle una solución. Una salida que ronda es el cierre. Entonces, si no hay Asamblea, no hay autonomías departamentales. Pues, según la pregunta del Referéndum, electores y electoras dieron a la Asamblea Constituyente el mandato vinculante para establecer un régimen de autonomía departamental. Y si se trata de respetar la voluntad popular y las leyes, pues, está en riesgo una de las mejores y grandes reformas que debe experimentar el Estado boliviano para cualificar la democracia y encarnar en la cotidianidad de la gente el desarrollo humano. Y si consideramos la magnitud de las reformas, el traslado de los poderes del Estado a otra sede no cambiará casi en nada la suerte de los bolivianos. La prioridad es clara: salvar a la Asamblea, para salvar a las autonomías. Para ello, sólo queda la opción ya anunciada hace rato: que los actores negocien autonomías por capitalidad.
No Constituyente, no hay Autonomías
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