Lo que quiso decir EMA

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Siete puntos para leer el mensaje de este 22 de enero.

1. Sus asesores le dijeron que debe mostrar pruebas de que su gobierno es el mejor de la historia. ¿Cómo? Con datos, los números cantan, las cifras prueban y los seres se lo creen, aunque no todos. Es cierto, más aún en este caso en el que se comparaba, sin ofender a nadie, al club Barcelona frente a un club boliviano de quinta (póngale usted el nombre). Obviamente el Barcelona era la gestión de Evo Morales Ayma (EMA) y el club de quinta el peor momento del periodo neoliberal, la misma decadencia. Era como comparar un ser vivo con un difunto. Nomás que se olvidaron decirle a EMA que las cifras humanizadas son más contundentes porque las cifras frías no pasan de ser una danza de números que pueden llegar a confundir ergo a aburrir. También se olvidaron de recomendarle que se requiere una especial habilidad para traducir los números en palabras. Sin embargo, obviamente suena contundente repetir que hay menos dos millones de pobres en el país y más de 12.000 millones de reserva en comparación con las reservas acumuladas por el neoliberalismo en su etapa agonizante.

2. EMA sufre dos traumas de los cuáles no puede recuperarse. El gasolinazo y la crisis del TIPNIS. En el primer caso garantizó que al menos este año no habrá gasolinazo, pero insistió en que se trata de una especie de cáncer para la economía boliviana y que hay que debatir el incremento de precios a los carburantes. Es decir, el país vivirá con el cáncer el 2012 y no se sabe si se animará el MAS a acabar con ese mal el 2013, año preelectoral y de cálculos políticos. ¿Por qué tocar el tema si no habrá gasolinazo? ¿No le recomendaron que no es bueno hablar sobre un mal recuerdo para el país y menos sobre un tema que no se va a definir? Las palabras de EMA en esta materia sonaron más como una justificación, una especie de explicación para borrar el yerrazo del gobierno, pero también como un masaje mental para clavar la jeringa en el trasero del pueblo en unos meses más.
En el segundo caso, TIPNIS, no admite su derrota y utiliza elementos discursivos para construir a peligrosos adversarios: los indígenas, quienes “marcharon para derrocarme, engañando al pueblo que eran defensores del medio ambiente”. Para hacerse más creíble recurrió al argumento de la autoridad y utilizó nada más ni nada menos un artículo de un periódico considerado por su gobierno de derecha (El Deber de Santa Cruz) que hacía una descripción del recibimiento masivo de La Paz a los marchistas. De ese modo creó la siguiente sensación: ven, no lo dicen mis medios sino hasta los medios de la derecha que los marchistas querían colgarme, matarme como a Villarroel, por tanto sí habrá carretera. Convirtió la lucha por defender la casa en un delito. Sus palabras sobre este tema desprendieron una gran carga de bronca, de deseos de venganza, de odio a un grupo de indígenas marchistas, pero también lo expuso de cuerpo entero que el principal interesado en la carretera es él y sólo él, a tal punto que echó por tierra la estrategia del vicepresidente Alvaro García Linera (AGL) de invitar a los pueblos indígenas, a quienes considera hermanos, a restablecer las alianzas. Mientras que para AGL la crisis por el TIPNIS no era más que una pelea entre hermanos, de familia, y que pronto iba a llegar la reconciliación, para EMA se trataba de una grotesca relación entre golpistas, asesinos y demócratas. Quiso decir, sin mencionarlo, se merecían la represión gubernamental del 25 septiembre, aunque, claro, “yo no ordené”.

3. Ante la insuficiencia aún de los resultados del Estado Plurinacional, que apenas tiene dos años de vida, EMA se prestó datos del Estado Colonial, para el que gobernó durante 4 años, con el fin de demostrar que el país ahora está mejor que nunca. En ese sentido comparó las gestiones 2000 – 2005 frente a 2006 – 2001. Y lo hizo muy bien, pues, en materia económica estamos muy bien, así digan algunos opositores que funciona con piloto automático o que es gracias al contexto internacional. Su discurso sonó más coherente en este aspecto cuando admitió algunos de los errores, por ejemplo, la falta de inversión en materia de energía eléctrica y, es más, pidió perdón por los cortes, con el que se dio un toque de humildad y se presentó como un ser que conduce un gobierno con defectos para bajar el calificativo de “soberbio”.

4. Definitivamente, el presidente no es un buen cuenta chistes ni es hábil en el sentido del humor. Intentó hacer algunos, casi como siempre aludiendo al otro: en el primer caso recriminó a los asambleistas que se dormían a las dos horas y media de su discurso (que duró tres horas con 15 minutos) con lo que reconoció implícitamente que su discurso informe era aburrido; en el segundo caso aplazó en geografía al senador opositor Róger Pinto por no conocer en qué provincia estaba una población beniana, debería aplazarse él mismo porque tampoco sabía. Lo que natura no da, salamanca no presta, hay cosas que son innatas y otras que se pueden aprender, no le conviene hacerse al Cacho Mendieta cuando en ese aspecto es más parecido a Samuel Doria Medina.

5. En la última parte de su discurso quiso reproducir (apropiarse) una frase de Winston Churchill («Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones») como lo pretendió hacer con la máxima zapatista: gobernar obedeciendo. En este caso, pienso que es culpa de sus asesores no decirle de quién es la frase, es mejor que éstos no se hagan a los eruditos o muy leídos porque quien queda como plagiador y muy mal es nada menos que el Presidente, pues, además de no saber de quien se trata no lo dijo de una manera correcta. Al menos lo hubiera parafraseado de otro modo, hubiera quedado más elegante (mal asesoramiento). En días pasados hizo lo mismo el nuevo comandante de las Fuerzas Armadas, Tito Gandarillas, al reproducir una frase de la madre Teresa de Cálcuta para quedar como un gran militar intelectual, pero quedó como un simple militar.

6. La psicología y la pedagogía aseguran que las personas tienen una capacidad máxima de atención de 45 minutos; algunos expertos en estas materias incluso recomiendan que cada 20 minutos debe haber una actividad de descanso cerebral para evitar que la mente abra ventanitas y se vaya volando detrás de otras cosas más interesantes. Creo que no le alertaron de esto a EMA y se mandó un discursango de tres horas con 15 minutos al estilo Fidel Castro, a quien tuve la oportunidad de escucharlo durante cinco horas sin aburrirme ni pestañear un solo ratingo porque fue una clase magistral de historia y política, transmitida por una voz muy bien administrada y un lenguaje corporal armónico. A Fidel lo que es de Fidel y a Evo lo que es de Evo.

7. Finalmente, en la era del homo videns todo entra por los ojos, con imágenes y dibujitos, aunque se corre el riesgo de anular al homo sapiens. Bueno, pero, el Presidente decidió ser homo digítales por unos momentos y usó su laptop y su power point para explicar la chorrera de cifras económicas. Le hubiera salido mejor si en lugar de las tradicionales y poco creativas barritas y tortitas le hubieran ayudado a armar unas infografías animadas con figuritas plurinacionales y datos resumidos. Tal y como presentó sus imágenes posiblemente causó en más de uno una infointoxicación o una infoindigestión o solamente un bostezo. Y cuando el mensaje no es diáfano, fiesta periodística en un carnaval de interpretaciones.

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