Agencias.- El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, se desmarcará de la política de su antecesor Rafael Correa, salvo en el plano económico, donde hay una continuidad.
«El
presidente Moreno está dando señales muy claras de que no va a ser un
títere ni un guardaespaldas de Rafael Correa», dijo el expresidente de
la Asamblea Nacional Constituyente, Alberto Acosta a la agencia de noticias rusa Sputnik en una entrevista publicada este viernes.
Según
Acosta, economista de profesión, la política económica del nuevo
Gobierno se mantendrá en la misma línea que la impulsada por Correa en
su decenio como presidente.
«Todo indica que en lo económico (…) este Gobierno mantiene en gran medida la inercia del Gobierno anterior», observó.
No
obstante, el especialista advirtió sobre la reciente decisión de Moreno
de entregar a la banca privada la totalidad de las operaciones de
dinero electrónico. También, Correa cuestionó la iniciativa de Moreno,
calificando a la actual Administración como «el gobierno de los
banqueros».
Varias
encuestas de opinión realizadas a propósito de los primeros 100 días
del Gobierno de Lenín Moreno muestran que el presidente tiene un índice
de aprobación de alrededor de 80 %, uno de los niveles de aceptación más
altos de las últimas tres décadas.
Todo
indica que en lo económico (…) este Gobierno mantiene en gran medida la
inercia del Gobierno anterior», observó el expresidente de la Asamblea
Nacional Constituyente, Alberto Acosta.
Moreno,
quien asumió el mando el pasado 24 de mayo, llegó a la Presidencia como
candidato del oficialismo y rápidamente buscó tomar distancia de la
anterior Administración con decisiones que sumieron en una profunda
crisis interna al partido gobernante Alianza País.
El
acercamiento de Moreno con sectores de la oposición, pero también con
organizaciones sociales e indígenas con las que Correa mantuvo
importantes discrepancias, marcó el distanciamiento del actual
mandatario con el expresidente.
En
sus 100 días de Gobierno, Moreno no ha dudado en calificar de «crítica»
la situación financiera que heredó de Correa, entre otros asuntos
espinosos del debate nacional.
Desde
Bélgica, donde reside desde hace dos meses, Correa ha llegado a poner
en tela de juicio que su sucesor y exvicepresidente sea un verdadero
continuista de la Revolución Ciudadana, y amenazado con que, llegado el
caso, abandonaría las filas del partido que él mismo creó.
De
otro lado, las sospechas de corrupción contra el vicepresidente Jorge
Glas, notorio correísta y a quien Moreno le retiró recientemente de sus
funciones, ha descolocado a la militancia de Alianza País. Una división
interna que, trasladada a escala nacional, siembra incertidumbre tanto
por el futuro del partido como del propio presidente.