Y todo poder genera contrapoder. Y todo abuso genera rebelión. Es la ley de la historia, la dialéctica. Es la dulzura de la política. Ante un caudillo nace otro, que arrastra a sus bases y desafía con diplomacia (en primera instancia) a su líder espiritual. Ambos son indígenas, el uno es hijo de la coca, el otro de los estudios occidentales y detenta con soberbia un título académico PHD (Doctor). Es probable que el primero sea el Presidente y el otro vaya en pos de ser gobernador de La Paz. Los dos son producto del proceso histórico que vive el país.
Se trata de Evo Morales y Félix Patzi, el primero juzgó la moral de éste y lo expulsó del paraíso del poder por haber bebido alcohol, conducir su vehículo en estado de ebriedad y haber sido pillado por Tránsito. El segundo razonó a lo Ortega y Gasset: “yo soy yo y mis circunstancias”. Y dentro de sus circunstancias, el alcohol no es malo (tradición aymara, dicen), conducir borracho un vehículo sí es malo, pero no tanto como para correr la suerte de Caín. Basta con perder la licencia.
Se enfrentan dos formas de moral: la indígena y la occidental. Morales paradójicamente ostenta la segunda (la kantiana, el imperativo moral) y pide renunciar a Patzi; éste se escuda en la primera y acepta la sanción de la justicia comunitaria, que le ordena hacer mil adobes para su pueblo en una semana. Nietzsche tenía razón, en Así hablaba Zaratustra, que en su recorrido por el mundo vio que lo que era malo para unos, era bueno para otros y lo que era bueno para otros era malo para unos.
Situación compleja del masismo que sufre su primera crisis política, que ya derivó en un conflicto nodal que arroja algunas hipótesis.
Félix Patzi no renuncia y decide enfrentarse a Morales (y a sus otros adversarios) para ganar las elecciones de abril.
Morales decide hacer campaña contra Patzi; gana Morales, pero pierde el MAS.
Patzi no renuncia, gana las elecciones de abril y derrota a Morales (y a sus otros adversarios).
Pierde Patzi en las elecciones de abril, gana Morales, pero triunfa otro candidato, pierde el MAS.
Pierde el MAS, pierde Patzi, pierde Morales; gana el proceso de cambio con otro candidato.
Gana otro candidato, desmonopoliza el proceso de cambio del poder masista; pierde Patzi, pero gana Morales, pero cae derrotado el MAS.
Patzi derrota al Jefe del MAS y gana el MAS como partido.
Morales divide a los movimientos sociales para derrotar a Patzi, gana en la división, pero pierde en la votación frente al candidato de su propio partido.
Morales divide a los movimientos sociales para derrotar a Patzi, gana en la división y en la votación, pero pierde ante otro candidato que capitaliza los votos disidentes.
Morales hace campaña por el voto en blanco, pero gana Patzi; pierde Morales, pero gana el MAS.
Morales hace campaña por el voto en blanco y gana, pierde Patzi, pero Morales causa la derrota del MAS ante otro candidato.
Morales perdona a Patzi y el MAS pierde las elecciones de abril.
Morales perdona a Patzi y el MAS gana las elecciones de abril.
Se pueden seguir ensayando hipótesis, mientras usted se dedica a esa diversión mental, los partidarios de Patzi están ensayando otras hipótesis: ¿quién fue el soplón o la soplona que llamó al Ministerio de Gobierno o a la Policía para decir que Patzi estaba ebrio y conduciendo? ¿Quién vigilaba sus movimientos: un grupo de inteligencia y por qué? ¿Quién instruyó a ese grupo de inteligencia seguir a Patzi? ¿Cómo se enteraron los periodistas, quién los llamó? ¿Fueron cosas del destino o travesuras de satucos? ¿Tiene facultades el Ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, para retirar una licencia o ya se cree Policía de Tránsito? La rebelión de Patzi con pedidos de perdón de por medio está para alquilar balcones y derramar mucha tinta sobre esta crisis de enorme calado.