Varias explosiones sacudieron este viernes el centro de Irán, en lo que responsables estadounidenses como un ataque israelí en represalia por los drones y misiles disparados por Teherán contra Israel el sábado pasado. Pese a los temores a una mayor escalada en la región, Teherán luego minimizó el incidente e indicó que no tenía planes de represalias.
La agencia de noticias iraní Fars informó de “tres explosiones” cerca de la base militar de Shekari, del aeropuerto de Isfahán y de la ciudad de Qahjavarestan, en el centro del país. La defensa aérea abatió varios drones, pero no detectó “por ahora” un ataque con misiles, afirmó un portavoz de la agencia espacial de Irán.
El blanco de la ofensiva aérea -el primer ataque directo y abierto de Israel a Irán– fue la ciudad de Isfahán, que alberga una base militar donde se encuentra la flota iraní de aviones de combate F-14 Tomcats de fabricación estadounidense, que fueron adquiridos antes de la Revolución Islámica de 1979. Las instalaciones también gestionan tres pequeños reactores de investigación suministrados por China, además de la producción de combustible y otras actividades del programa nuclear iraní, como la planta subterránea de enriquecimiento de Natanz, que ha sido objeto de presuntos sabotajes israelíes en repetidas ocasiones.
De acuerdo con fuentes del gobierno de Estados Unidos, no había objetivos civiles ni tampoco nucleares entre los lugares atacados.
Estados Unidos dijo a los ministros de Exteriores del G7 este viernes que recibió información de “última hora” de Israel acerca de una acción con drones en Irán, según reveló el canciller de Italia, Antonio Tajani.
Los objetivos limitados del ataque y la silenciosa respuesta de Irán parecieron indicar un esfuerzo exitoso por parte de los diplomáticos que han estado trabajando día y noche para evitar una guerra total desde un ataque iraní con drones y misiles contra Israel el sábado pasado.
Los medios y funcionarios iraníes describieron una pequeña cantidad de explosiones, que, según dijeron, fueron el resultado de que las defensas aéreas de Irán impactaron contra tres drones sobre la ciudad de Isfahán. En particular, se refirieron al incidente como un ataque de “infiltrados”, más que de Israel, obviando la necesidad de represalias. Más tarde, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, pronunció un discurso sin siquiera mencionar las explosiones.
En esa línea, un funcionario iraní dijo a la agencia Reuters que no había planes de responder contra Israel por el incidente. “La fuente extranjera del incidente no ha sido confirmada. No hemos recibido ningún ataque externo y la discusión se inclina más hacia la infiltración que hacia el ataque”, dijo el funcionario.
El portavoz de la agencia espacial iraní, Hossein Dalirian, desmintió a los medios estadounidenses y dijo que “hasta ahora no se han producido ataques aéreos desde fuera de las fronteras contra Isfahán u otras partes del país”.
“La explosión de hoy en el cielo de Isfahán estuvo relacionada con el disparo de sistemas de defensa antiaérea contra un objeto sospechoso que no causó ningún accidente ni daño”, declaró a su vez el comandante en jefe del ejército, Abdolrahim Musavi, según la agencia de noticias Tasnim.
La Agencia Internacional de Energía Atómica aseguró que no hubo daños en centrales nucleares. La institución internacional que dirige el argentino Rafael Grossi corroboró que el ataque israelí no produjo ningún inconveniente en centrales nucleares iraníes. Grossi pidió “moderación extrema a todos” y reiteró que “las instalaciones nucleares nunca deben ser un objetivo en conflictos militares”, según el comunicado que divulgó la agencia internacional.
Por la mañana, Irán había reabierto aeropuertos y espacio aéreo que estuvieron cerrados durante los ataques, lo que provocó el desvío y la cancelación de vuelos.
Aún así, se mantiene la alarma sobre la seguridad en Israel y otros lugares. La Embajada de Estados Unidos en Jerusalén restringió que los empleados del gobierno estadounidense viajen fuera de Jerusalén, el gran Tel Aviv y Beersheba “por extrema precaución”. En un comunicado, la embajada advirtió a los ciudadanos estadounidenses de una “necesidad continua de precaución y una mayor conciencia de seguridad personal, ya que los incidentes de seguridad a menudo ocurren sin previo aviso”.
Sin mención a Israel
Funcionarios de Estados Unidos rechazaron realizar comentarios en la madrugada del viernes, pero cadenas televisivas del país citaron a funcionarios estadounidenses no identificados que dijeron que Israel había llevado a cabo el ataque. The New York Times citó a funcionarios israelíes no identificados que reivindicaron la ofensiva, que coincidió con el 85 cumpleaños del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei.
The Washington Post citó a su vez a un responsable israelí que afirmó, bajo condición de anonimato, que el ataque respondía a la agresión del fin de semana y buscaba mostrar que Israel tiene la capacidad de alcanzar el interior del país.
El ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, fue acusado de atribuir implícitamente a Israel el ataque después de que publicara el mensaje “¡Dardaleh!” en X, una palabra coloquial hebrea asimilable a “débil”, implicando que su país estuvo detrás de las explosiones pero que su actuación no fue lo suficientemente fuerte.
El gobierno de Israel no dijo nada oficialmente sobre el incidente, pero durante el gobierno de Benjamin Netanyahu días había anticipado que estaba planeando tomar represalias contra Irán por los ataques del sábado, el primer ataque directo contra Israel por parte de Irán en décadas de guerra en la sombra librada por representantes que se ha intensificado en todo el Medio Oriente durante seis meses de batalla en Gaza.