En las remotas áreas protegidas de Bolivia, los guardaparques libran una batalla silenciosa. Sin contratos contractuales adecuados, sin infraestructura, sin insumos y con restricciones a la libertad de expresión, más de 300 guardaparques bolivianos luchan por defender las áreas protegidas, mientras su propia mano de obra carece de las garantías básicas para desarrollar sus actividades.
Así lo denunció Marco Uzquiano, presidente de la Asociación Boliviana de Guardaparques (ABOLAC), quien, acompañado de sus colegas, arribó a la Sede de Gobierno para sostener una reunión con el ministro de Medioambiente y Agua, Álvaro Ruiz, con la finalidad de dialogar sobre los problemas del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) y otras dificultades que aquejan a su sector. «No queremos campamentos bonitos o vehículos lujosos. Necesitamos los medios para hacer un trabajo de protección y control efectivo que conserve nuestro patrimonio verde», alertó Uzquiano.
Los protagonistas de la conservación ambiental enfrentan condiciones laborales que ponen en riesgo no solo su integridad sino la preservación de áreas protegidas vitales para el país. A continuación, detallamos las principales cuatro dificultades que atraviesan los guardaparques:
- Contratos contractuales deplorables
Según datos de la ABOLAC, de los aproximadamente 300 guardaparques que figuran para trabajar este año, el 60% tiene contratos de trabajo eventuales que tienen una duración de cinco a seis meses. El restante, figura en planillas como funcionarios públicos. Adicionalmente, para quienes firmaron los contratos eventuales, se eliminó como beneficio el acceso al subsidio de lactancia. Asimismo, se condiciona el pago del aguinaldo a la disponibilidad de recursos financieros.
Víctor Hugo Arias, de la Estación Biológica del Beni, es uno de los afectados con las nuevas medidas contractuales. “Han quitado, por ejemplo, el beneficio de lactancia a nuestros hijos que les corresponde. También lo del aguinaldo es un recorte. Por eso estamos aquí para reclamar por nuestros derechos”, declaró.
Uzquiano, además denunció el cobro ilegal de “aportes”, que terminaron afectando la economía de los guardaparques. “Se tienen todas las evidencias materiales para poder demostrar este abuso. Daban cuenta de terceras personas para que los aportes lleguen a esas personas y no sabemos con qué destino. Por ello, hemos solicitado que se pueda intervenir el Servicio Nacional de Áreas Protegidas y se pueda hacer seguimiento de las acciones que cometía la persona que está plenamente identificada”, sostuvo.
- Deficiencia en infraestructuras
Otra deficiencia que tienen los guardaparques es la precariedad de las condiciones en la que ejercen sus labores. En ese sentido, saltan a la vista los problemas que se generan en los campamentos, que son infraestructuras que no reciben un mantenimiento regular. “Los guardaparques hacen todo lo que pueden para tapar goteras, refaccionar paredes, pero las condiciones ambientales, naturales y climáticas que son remotas, provocan que el deterioro sea más rápido. Queremos que se construyan nuevas infraestructuras”, apuntó Uzquiano.
Francisco González, guardaparque del Área de Protección de Aguaragüe (Tarija), apuntó que todos los guardaparques están muy preocupados principalmente por la falta de recursos. “Estamos trabajando con muchas deficiencias en el campo y requerimos una atención pronta. Por eso queremos dialogar con las autoridades, para informarles sobre esta difícil situación”, aseveró.
- Falta de insumos y vehículos
La falta de motorizados para realizar los recorridos de control y vigilancia o la falta de dotación de combustible para utilizar los vehículos, es también parte de los problemas que afrontan los guardaparques en los sitios en que operan. Edwin Jaime, guardaparque del parque Carrasco del Trópico de Cochabamba, contó que la problemática de dotación de insumos es un tema que afecta no solo a su región, sino a todos sus colegas. “Entonces hemos recibido ya dotaciones de gasolina, por ejemplo, muy mínimas para operar en campo y el trabajo del guardaparque es 90% campo. Trabaja de esta forma es prácticamente insostenible”, advirtió.
Elvin Rodas, que resguarda el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Serranía del Iñao, explicó que en su área existe falta de mantenimiento a las motocicletas que tienen más de 15 años de servicio. También tienen en su poder equipos totalmente obsoletos, por lo que los guardaparques tiene que equiparse con sus propios recursos para realizar su trabajo. “Si todo esto sigue operando es porque hacemos todo lo posible, ponemos todo de nuestra parte con recursos, tiempo, esfuerzo”, remarcó.
- Vulneraciones a la libertad de expresión
Un aspecto particularmente grave que fue denunciado es el de la restricción a su libertad de expresión. Los guardaparques son reconocidos como defensores de derechos ambientales y están protegidos en el marco del acuerdo de Escazú. Sin embargo, debido a las constantes denuncias que han estado realizando acerca de la situación por la que atraviesan, son objeto de amedrentamiento. El último caso que se visibilizó fue el de la destitución de Uzquiano, proceso que finalmente quedó anulado debido a la observación de colectivos y de la sociedad civil, respecto a irregularidades en ese propósito.
“El imponer medidas que están dirigidas a restringir la denuncia o elevar públicamente el sentir o la voz de los guardaparques ya es un atentado al derecho a la libre expresión. Para nosotros eso es grave porque se estaría pretendiendo acallar nuestra voz. La ABOLAC lo único que pretende es hacer la defensa ante la vulneración de los derechos de los guardaparques, pretendemos llamar la atención, y buscar mejores condiciones laborales. Queremos que la sociedad, que el Estado, que las autoridades dimensionen nuestra situación”, finalizó Uzquiano.
Fundación Tierra