El Movimiento al Socialismo (MAS) debe evitar una posible «fragmentación popular» para las elecciones de 2025 en las que se prevé habrá dos facciones lideradas por el actual presidente de Bolivia, Luis Arce, y la del exmandatario y líder del partido gobernante, Evo Morales, advirtió en una entrevista con Efe el exvicepresidente Álvaro García Linera.
El exvicepresidente identificó una separación entre el «liderazgo político y estatal», que recae en Arce y el vicepresidente David Choquehuanca, y el «liderazgo social», que representa Morales, como «algo nuevo» y podría manifestarse en candidaturas separadas.
«Teóricamente, tienen la posibilidad (Arce y Choquehuanca) de que pudieran plantear su candidatura el 2025 y tienen todo el derecho a hacerlo», «lo que pasa es que no sabemos cuál será la posición de ellos en término de las elecciones, si serán candidatos dentro del MAS o no lo serán», explicó.
García Linera, que se mantiene alejado de la función pública aunque activo políticamente desde la sociedad, se refirió a los hechos de la crisis política de 2019, que consideró fueron un «golpe de Estado», y su efecto en la estructura del MAS.
Morales, factor de unión
«Sigo reafirmando que Evo era la única garantía personal de la unidad de una sociedad plebeya subalterna y popular muy fragmentada, si no hemos ido en 2020 con un candidato que ha mantenido la unidad (Morales) ha sido por el golpe», aseveró.
En 2020, el MAS presentó el binomio Arce-Choquehuanca ante la salida del país de Morales tras los frustrados comicios del año anterior que lo hubieran habilitado para un cuarto mandato y que fueron denunciados de fraudulentos, aunque esto último siempre ha sido negado por el oficialismo.
«En verdad, lo que ha unido ha sido el golpe, este brutal desplazamiento de los sectores populares del poder es lo que los ha vuelto a unir», remarcó.
No obstante, consideró que de cara a los comicios de 2025 es posible que se produzca una «fragmentación de lo popular» y señaló que ahora el MAS «ya no tiene el monopolio» de ese tipo de representación, algo que afirmó ya se percibió en los comicios subnacionales del año pasado.
También lamentó que por una «complicidad parlamentaria» por parte de las fuerzas de oposición, ya que la mayoría oficialista no es suficiente, se impida el juicio de responsabilidades contra la expresidenta interina Jeanine Áñez, por la muerte de más de una veintena de civiles durante la crisis de 2019.
«Mi esperanza es que agotando instancias locales esto pase a una instancia internacional (pues) hay un informe que habla de masacre», dijo García Linera sobre la situación legal de Áñez, detenida preventivamente hace casi un año por acusaciones de ilegalidades al momento de asumir la Presidencia interina.
Condiciones diferentes
El análisis de García Linera se basa en que las condiciones en los comicios de 2025 serán diferentes que en 2020, puesto que no se repetirá una «radicalización de los antagonismos» entre oficialismo y oposición, por lo que la posibilidad de una fragmentación «es alta».
«Teóricamente es posible pensar (en) una fragmentación, ojalá no se dé, y hay que esforzarnos para que no se dé, pero las tendencias centrífugas son grandes» mencionó.
«Teóricamente es posible pensar (en) una fragmentación, ojalá no se dé, y hay que esforzarnos para que no se dé, pero las tendencias centrífugas son grandes».
Quien fue vicepresidente de Morales además de uno de los ideólogos del Estado Plurinacional como modelo estatal en Bolivia, aseveró que se está buscando el «algoritmo» para que esas dos fuerzas sociopolíticas, la de Arce-Choquehuanca y la de Morales, funcionen en «articulación y coordinación».
«No hemos encontrado el mecanismo de la buena coordinación», «a veces se da una chispa y otra vez se vuelve a coordinar bien», remarcó.
García Linera actualmente da prioridad a los asuntos académicos, algo que según dijo quería hacer «hace cinco años atrás» para «transmitir» sus experiencias a las nuevas generaciones.
Dijo tener un contacto permanente con Morales y hablar «con los compañeros», aunque no precisó con quiénes.
El exvicepresidente decidió no intervenir en la política local «por ese respeto a esta nueva generación (del MAS) que ha asumido el mando tanto de la estructura estatal como de las direcciones sociales».