PIEB
El MAS-IPSP ha sufrido un golpe político al perder la administración del gobierno en el año 2019, incluso así es la única fuerza política electoral con alcance nacional y tiene el primer lugar en las encuestas. Fernando García Yapur, investigador, dice que el MAS-IPSP no se juega su sobrevivencia sino la tarea de reinstalar su predominio luego de su caída.
El politólogo García Yapur viene estudiando al MAS-IPSP hace algunos años, y en ese marco publicó su investigación “MAS legalmente, IPSP legítimamente”, fruto de una convocatoria organizada por el PIEB. En ese trabajo se mostraba la fuerza de las organizaciones de base que dan vida y sustentan la organización.
En esta entrevista con el PD-PIEB, observa que a pesar de la crisis política el MAS-IPSP es la principal fuerza terciando en las elecciones porque, además, su método principal de lucha es a través de la vía electoral.
Los acontecimientos de 2019 han tenido repercusión directa en la vida orgánica del MAS, ¿en qué situación considera usted que está el MAS-IPSP en puertas de las elecciones nacionales?
En la investigación realizada con el PIEB, hallamos esta idea de que desde las matrices comunitarias, corporativas, asociativas, que tienen base territorial en el país y capacidad de gestión de recursos naturales, como son los sindicatos campesinos, las organizaciones o sistemas de autogobierno comunitario, las comunidades interculturales, como colonizadores, asociaciones de productores, etc., se fueron configurando estrategias de relacionamiento con el Estado, estrategias que tienen que ver con la disputa de espacios de poder estatal, como son los gobiernos municipales, las circunscripciones uninominales de representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional. La lectura que teníamos es que el MAS-IPSP no era esa estructura convencional organizada de arriba hacia abajo como se comprende a los partidos políticos, donde un conjunto de personas se reúne y establece una línea de acción y a partir de eso empiezan a seducir a la sociedad, más bien son estructuras que están y han estado siempre, quizás muchas de ellas han sido alternas al funcionamiento del Estado y desde ahí establecieron mecanismos y dispositivos para participar y disputar en el espacio de lo que se llama el sistema político. Eso es lo que explica la importancia que tiene el MAS como estructura y organización política.
A pesar de la crisis y derrota política que sufrieron en octubre y noviembre con la caída del Evo Morales, en corto tiempo empieza a aparecer nuevamente como principal fuerza política que se está disputando las elecciones este 18 de octubre. Es un partido con organización que tiene presencia en todo el país, fruto de estas estructuras organizativas de base territorial vinculadas a campesinos indígenas de tierras altas y bajas y a otras estructuras cercanas a la dinámica campesina indígena como las poblaciones periurbanas, de asentamientos poblacionales en las ciudades intermedias, en las periferias de las ciudades grandes, que siguen o mantienen o han reinventado las relaciones comunitarias de gestión de sus bienes comunes.
En otra investigación con el Centro de Investigaciones Sociales (CIS), en mi caso, hemos caracterizado como política desde abajo, política relacionada a estas estructuras más plebeyas, más populares, que tiene que ver con juntas vecinales, etc. Desde ahí viene su fuerza, la capacidad de reorganización y de aparecer, según los sondeos de opinión, como la primera fuerza que está disputando la victoria electoral en primera vuelta.
¿Qué papel tiene Evo Morales? Porque la figura y el líder es un factor principal dentro del MAS, ¿verdad?
Hay que tratar de entender eso. Muchas de estas erráticas lecturas han pensado que Evo Morales sintetiza al MAS, un poco en esta trayectoria de lo que fueron Carlos Palenque con Condepa y Max Fernández con UCS. Se pensaba que una vez que desaparezca el caudillo o el líder, se dispersa esta articulación estratégica para hacerse del poder. Creo que lo que está quedando demostrado es que la estructura tiene una base más sólida. A diferencia de la UCS o Condepa, son las organizaciones que han encontrado un dispositivo político, ellos llaman un instrumento político, para hacerse (con) y llegar al Estado, para disputar el espacio de representación política, para llegar a los claustros estatales desde lo local a lo departamental a lo nacional. Han encontrado que ese instrumento es muy eficaz porque es compatible con el diseño de acceso y legitimación del poder político en condiciones modernas, que es la democracia representativa. Este descubrimiento que se da por decirlo cuando los campesinos indígenas empiezan a romper con sus estructuras político partidarias vinculadas a la izquierda, el katarismo, se va a volver en un elemento potente y de conocimiento y acumulación de experiencia a lo largo de 14 años. Es casi imposible pensar la dinámica política sin la presencia de campesinos indígenas en espacios de representación y gestión de los recursos públicos. Es un avance de la gestión de recursos comunes vinculada a sus formatos propios de autogobierno que son las comunidades y sindicatos hacia manejar la gestión de los recursos públicos. Lo cual no significa que no tengan líderes.
En muchas de las entrevistas que hicimos a dirigentes campesinos en la investigación con el PIEB, si nosotros preguntábamos si eran del MAS, nos respondían: “No somos del MAS, el MAS es nuestro”, como que ellos dieron nacimiento al MAS. Por eso siempre pensaron a Evo Morales como a su mejor jugador, uno de sus mejores jugadores con capacidad directiva de gestionar esta compleja estructura abigarrada de estructuras de autogobierno, de estructuras orgánicas, de sindicatos, donde la política está fluyendo también bajo mecanismos de disputas internas, etc. Evo Morales resultaba ser un buen jugador, articulador, un buen director. Alguna vez un intercultural cocalero nos dijo: “Es como tener a Messi y no puede ser que Messi no juegue un partido”. Eso es Evo Morales, pero no significa que él sintetice todas las posibilidades de juego. Creo que lo que está quedando demostrado es que sin Evo pueden lograr un resultado bastante importante, en términos de desempeño electoral. Pueden lograr casi el mismo resultado que Evo Morales logró en octubre de 2019, si no es más, y si fuera más sería una demostración de que el MAS no depende de una persona o un grupo de personas, sino que viene a ser el despliegue de estrategias de estructuras orgánicas de base territorial.
Lo que es irónico, porque evo Morales ha insistido en ser candidato como si fuera precisamente su figura la que iba a garantizar la votación
Sí. O sea, no hay que entender al MAS como un campo en el cual no había y no hay conflictos o no hay disputas sobre quien es quien dentro del MAS.
A propósito de eso, cuál es la situación interna entre los diferentes grupos dentro de MAS. Está esta base fuerte y hay otro grupo de los intelectuales que también aparecen como líderes de opinión. ¿Existe alguna contradicción entre estos dos sectores o hay otro tipo de contradicciones internas?
Ese es un tema para investigar porque la percepción convencional que ha sido difundida por analistas y por medios de comunicación es que aquí hay una disputa entre los invitados y los orgánicos en principio, o bien entre los intelectuales que se convirtieron en el grupo de poder alrededor de Evo Morales y por abajo (dejaron a) las estructuras orgánicas. Hay mucho de especulación en eso. Más bien percibo, y es una hipótesis de trabajo, que al parecer la hegemonía que hemos tenido en los últimos 14 años de gestión de Evo Morales… fue lograda precisamente porque al interior del Pacto de Unidad se definió una correlación de fuerzas a favor de la comunidades interculturales, los excolonizadores, que imprimieron su lógica de ejercicio de gestión hegemónica de este bloque, si se quiere nacional popular, por ello la importancia de Evo Morales en su estilo de conducción, su formato pragmático y su narrativa. Las comunidades interculturales no están ideologizadas bajo la narrativa indígena y que quedó fijada en la CPE, no como el mundo aymara o de los kataristas, que han politizado su concepción ideológica y han generado necesidades de construcción de una reforma intelectual y moral. La lógica de los interculturales es más simple, pragmática, vinculada al acceso a los bienes comunes y públicos, a la igualdad en términos de servicios básicos, de un imaginario de modernidad compatible, si se quiere, con las normativas modernas de la dinámica mercantil, etc. Ellos se sentían mucho más cómodos con el imaginario de la Agenda Patriótica 2025. Esa agenda no es una propuesta de grandes transformaciones, sino de resolver algunos de los problemas vinculados a la igualdad y a la democratización… No hay ahí la narrativa de la descolonización y de las autonomías indígenas, no es que las abandonan totalmente, sino que pasan a segundo o tercer plano, adquiriendo mayor primacía las concepciones más pragmáticas. Y respecto de los intelectuales, esto ha casado muy bien con las posiciones de un nacionalismo de izquierda expresado en personajes como Juan Ramón Quintana y varios que vienen de la vena del nacionalismo revolucionario y que podían encontrar en estas percepciones de los interculturales un buen nicho de relación virtuosa. No es tanto que los intelectuales supeditaron a los indígenas, lo que más bien hubo es ese encuentro entre concepciones de intelectuales vinculados a una narrativa de izquierda nacional con los apetitos y los deseos de los interculturales que están buscando la igualdad y la democratización.
Ahí ha caído muy bien el pragmatismo. Según muchos testimonios, quien efectivamente gobernaba y tomaba las decisiones era Evo Morales, no era Álvaro García, en eso me parece interesante y provocador el libro de Fernando Mayorga, Mandato y Contingencia, que es una primera investigación respecto de cómo Evo Morales tomaba las decisiones centrales en muchos de los temas que han sido lamentables durante su gestión. Eso nos permite ver que esas tensiones no eran tensiones sino la forma de un modelo de gestión hegemónica. Otro es el debate de si ese modelo de gestión hegemónica ha llegado a su límite y por tanto necesita reinventarse y cómo eso terminó, desde mi criterio, con la derrota y la caída. Las decisiones que tomó Evo Morales en octubre expresan quizás una crisis de ese modelo de gestión. Por tanto, al parecer está empezando a adquirir mayor importancia el mundo aymara, el mundo de la reinvención más politizada y con mayor distinción ideológica que está emergiendo desde El Alto, esta reinvención del katarismo, es como una disputa, el hecho que Choquehuanca esté como candidato a vicepresidente está mostrando esto.
Entonces es un hecho que el MAS no se juega su sobrevivencia en estas elecciones, ¿se juega el poder?, ¿qué está en juego para el MAS?
El MAS sufrió una derrota política en octubre, es una derrota con consecuencias porque ha sido apartado del poder político central, lo cual no significa que no tiene incidencia en los niveles departamentales y local, o sea el MAS como estructura es todavía la estructura más fuerte. Una lectura simple diría que detrás de esa derrota vienen los últimos coletazos y la derrota final, por tanto la desarticulación, la desmovilización, etc. Al parecer eso no está sucediendo, porque muy rápidamente en poco tiempo están saliendo de esa derrota política para volver, y lo que se están jugando es retomar el poder político. Porque saben que no hay otra manera de recuperar el poder político si no es a través del dispositivo de la democracia, particularmente para este conglomerado de organizaciones campesinas, indígenas, populares. Saben que es a través de la disputa de la democracia y a través del voto, se están jugando eso, reinstalar su predominio y su incidencia en la construcción democrática del país. Una democracia y la construcción democrática no puede excluir a estos grupos que son la mayoría en términos de efecto político y estatal. Creo que se están planteando cómo volver a tener el poder político, no es fácil, saben que la única manera es a través de lograr la mayoría electoral.