El MAS financiará su campaña con el segundo aguinaldo

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 Raúl Peñaranda U.

(Tomado de Página 7)

Dos diputadas del MAS, Concepción Ortiz y Nélida Sifuentes, dijeron el martes que “sugieren” a todos los funcionarios públicos dar un aporte del 50% de su segundo aguinaldo para la campaña electoral del partido de las próximas elecciones. Dijeron que esos aportes serán “voluntarios”.

Se conoce que en muchos ministerios y otras reparticiones estatales los funcionarios aceptan “voluntariamente” que se les descuente por planilla. Si alguien no acepta esa posibilidad mejor que al día siguiente no se aparezca a trabajar.

Si se cumplieran las “sugerencias” de las diputadas mencionadas, el MAS podría lograr el 2 de enero, de manera inmediata, unos 50 millones de bolivianos para su campaña proselitista.

La cifra surge de esta reflexión: el Estado destinará 380 millones de bolivianos en el segundo aguinaldo. Si se quitan los montos que recibirán maestros, policías y militares, que se supone pueden rechazar las “sugerencias” de las dos diputadas, quedan unos 100 millones de bolivianos. El 50% de ese monto irá a la campaña.

Es la manera más brillante (pero también antiética e ilegal) de financiar al partido de gobierno, mientras se estrangula a las fuerzas opositoras.

A esos 50 millones de bolivianos habrá que añadirles todo el resto del gasto estatal, como uso de bienes públicos, distribución antojadiza de la publicidad, politización en la entrega de obras públicas, etcétera.

El doble aguinaldo demuestra dos características de la toma de decisiones de las máximas autoridades: la primera es que los come la demagogia; y, la segunda, se creen capaces de todo. El endiosamiento que sienten es más que evidente.

Pero tan mal concebida es la medida que es probable que, en vez de ayudar a ganar votos para las elecciones de 2014, cual es su objetivo central, resulte siendo perjudicial (aunque logre recaudar 50 millones de bolivianos de los bolsillos de los empleados públicos).

Podría producirse un “efecto boomerang”, ¿Por qué? Porque la medida afecta a más personas que a las que beneficia. Sólo un 18% de la población económicamente activa recibirá este beneficio, unas 775 mil personas; el 82% restante pasará con rencor estas fiestas, porque no sólo que no recibirán un aguinaldo, algo que les pesa cada año, sino que no recibirán dos.

Pero hay más: miles de microempresarios (se estima su número total en 800 mil) deberán pagar el doble aguinaldo a uno o dos de sus operarios, afectando la economía de sus emprendimientos. Y, por supuesto, ellos no cobrarán el beneficio.

Por su cortedad de miras, el presidente Evo Morales y el resto de su entorno, cuando hablan de “los empresarios”, se imaginan a personas de tez blanca, con casa en Miami, con auto deportivo en la puerta y que juegan golf el fin de semana; no se percatan que esas personas, en muchas ocasiones,  dan empleo e invierten.

Pero lo más grave de este prejuicio es que esos empresarios como se los imagina Evo son en Bolivia una absoluta minoría, quizás menos del 1%. Muchas son personas arriesgadas, de recursos limitados que se animan a instalar un taller mecánico, un snack, un centro de enseñanzas de danza, un servicio de courrier, una farmacia de barrio o una guardería. Y la mayoría es de tez morena. Quizás muchos votaron por el MAS.

Lo que está claro es que todos ellos se perjudican con el doble aguinaldo y que el próximo año no cometerán el error de tener a ninguno de sus escasos funcionarios en planilla. Optarán, directamente, por la informalidad.  Por eso un microempresario, entrevistado por una radio paceña, declaró a Evo como “enemigo del empleo”. Es que es verdad.

Raúl Peñaranda U. es periodista.

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