ópera.
Revollo Morales su mirada se clavaba en el altiplano potosino, mientras
recorría los lugares desde donde provienen sus padres, en la retina del niño se
calcaban más que imágenes, sensaciones. Las formas, luces, pero más que nada
los colores, los rojos, los violetas y verdes reflejados en la tierra, estas
son ahora parte fundamental de su obra, que desde los sueños y las vivencias
susurran a su memoria.
recorridos, el contacto con la naturaleza, el campo mismo sin luz. Ese contacto
es pilar de mi obra y en mi formación”, adelanta Revollo que abre su sexta exhibición “Al filo de las rocas” este 9 de agosto en la galería de la unidad de postgrado de la Universidad Privada de Bolivia (UPB) en La Paz a las 19.30.
boliviano se enmarca en su trabajo dentro del rito del grabado, donde se
desarrolla hace más de 15 años con soltura, flexibilidad hacia la pintura,
guiñándole el ojo al cine y al teatro desde la dirección de arte y diseño
escenográfico.
figura el haber sido parte del equipo artístico de grandes como son Jorge
Sanjinés, el fotógrafo Peter Zeitlinger, Ulrich Bergfelder y Werner Herzog, es
el encuentro con el paisaje, el territorio -su paso por él- y la experiencia lo
que preocupan al artista: el encuentro, quizás, consigo mismo.
intervienen varios factores que mimetizan la mano y el cuerpo del artesano con
sus materiales.
requiere de precisión, meticulosidad y mucha paciencia. El contacto que se
lleva con los materiales y el rigor que precisan dichas técnicas hacen que el
grabado no sólo sea un medio expresivo, sino una manera de ver el mundo”,
explica Revollo.
de Artes Plásticas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y debido a su
fascinación por la tinta, el punto, la línea, Revollo se inclinó por el
grabado. Bajo la admiración hacia la
obra de Arturo Borda, Alfredo Domínguez, M.L Pacheco y Cecilio Guzmán de Rojas,
el paceño de 36 años, perseguía referencias oníricas de la montaña, el desierto,
los bosques y la puna, entre otros.
de las rocas”, se presentó en el proceso del dibujo entre tinta y gráfico de
Revollo. Es pues el error, el accidente y la espontaneidad que muchas veces
sorprenden al artista.
de líneas que sugieren nubes en el cielo y los pliegues de la tierra. De
pronto, surgió el reconocimiento de un trayecto recorrido en sueños, diáfano y
recortado por los perfiles del horizonte (…)
tal contraste remitió a un estado de alerta y a la vez de meditación,
así como: Caminar textualmente al filo de las rocas”, recuerda.
encuentra con la experiencia vital lo que genera las sensaciones que Revollo
plasma en su grabado, en su pintura, en su escenografía, en sus paletas de
colores y en sus propuestas en blanco y negro: “La elegancia y fuerza del
blanco y negro es única”, indica.
través de eso, lo que sucede dentro de uno, lo que te provoca. Luego en el taller es como ritualizarlo, al
sacarlo en el proceso sucede eso de volver, volver a leer eso que has asimilado
para luego ponerle alguna especie de razón”, resalta.
un artista siempre vuelve como William Turner o Kandinski, el maestro Max
Aruquipa es una inspiración para el grabador paceño.
enseñó la cocina, es antropólogo y Cocani”, dice Revollo entre risas de
complicidad, “Es del lago”, prosigue”, su obra es de protesta y es social
totalmente. Es figurativa, pero es expresiva, bien libre y eso no sé, pero
admiro y me gusta y lo conozco y creo es algo bueno haber trabajado con él y
ver su espontaneidad, su manera de ser profesor y pensador y reflexionar desde
lo aimara y desde lo cholo”, recuerda.
pintura han impulsado a Revollo a dar un salto al cine, la ilustración y el
teatro.
Carlos Piñeiro, Revollo fue parte del equipo de arte de sus tres primeros
cortometrajes “Martes de challa” (2008), “Max Jutam” (2010) y “Plato paceño”
(2013) y también es el encargado de arte en la ópera prima del realizador
paceño, “Sirena”, que se filmó a orillas del lago.
largometraje fue junto a Germán Monje en su película “Hospital
Obrero” (2009)
otras producciones cinematográficas y de publicidad, fue parte del equipo de
“Insurgentes” (2011) y “Juana, guerrillera de la Patria grande” (2014) de Jorge
Sanjinés.
que participó sugieren un interés para cinéfilos, fue parte de la producción
boliviana de la película “Sal y Fuego” (2016) de Werner Herzog. Más allá del
filme, Revollo trabajó con el fotógrafo Peter Zeitlinger y el diseñador de
arte, Ulrich Bergfelder, el equipo titular de gran parte de la obra del maestro
bávaro.
parte de proyectos con Percy Jiménez en Shakespeare de Charcas (2011) y Los B
(2012), también la ópera “Nomis Ravilob” -con la orquesta de Instrumentos
Nativos (OEIN)- dirigida por Cergio Prudencio.
menos importante, son los trabajos de Revollo que ilustran las páginas de las
novelas, “Cuando Sara Chura Despierte” (2003) e “Illimani Purpura” (2010) del
escritor Juan Pablo Piñeiro.
grabado, pese a que sabe que no existe mucho movimiento en Bolivia en esta
técnica.
tal vez sea la falta de difusión del grabado en la educación general;
considerando que son técnicas de las cuales derivaron la imprenta, la
fotografía y el diseño gráfico”, finaliza.