El Cártel Azul

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Cuando el pasado 19 de mayo, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, creó la frase «cártel de la mentira, lo tomé como una bronca pasajera del exalumno de la Escuela de las Américas de Estados Unidos (cuna de los dictadores militares más sanguinarios de la era de la «guerra fría”) por culpa de Gabriela Zapata.

Pero, cuando la frase fue repetida machaconamente por el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García y otros políticos del MAS, vi que era parte de una estrategia de instigación a la violencia y de desprestigio. Mi hipótesis se confirmó, cuando, hace una semana, me pidieron una entrevista sobre el «cártel” para un documental. 

En ese momento, pensé: ¿qué tengo que ver yo con un cártel? Busqué en el diccionario su significado y se refiere a una «organización ilegal que se dedica al tráfico de armas o drogas”.
¡Epa! Que lo digan una vez, pasa; que lo digan cada vez, como buenos alumnos del nazi Joseph Goebbels, huele a fascismo; lo que me obligó a revisar antecedentes y publicaciones. De los periodistas no hallé nada, de los masistas encontré lo siguiente: 
En julio de 2012, la revista brasileña Veja publicó que «tuvo acceso a los informes producidos por una unidad de inteligencia de la Policía boliviana que revela, entre otros hechos, una conexión directa entre el hombre de confianza de Evo Morales, ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, y un narcotraficante brasilero (Maximiliano Dorado Munhoz Filho)”.
El Gobierno anunció un juicio contra Veja, no cumplió y Veja no se retractó.

En noviembre de 2012, el periodista Wilson García denunció, basado en cuatro audios, que el narcotraficante Mauro Vásquez trabajó para Quintana como agente encubierto de un grupo militar para «incriminar sobre los asesinatos cometidos por su propia banda de sicarios en Porvenir (Pando) a los enemigos políticos y personales de Quintana”. 
Wilson se refugió este año en Brasil después que Quintana le inició un juicio por sedición. 

En marzo de 2015, el exsenador opositor Róger Pinto, refugiado en Brasil, declaró que, en 2010, entregó al Presidente un dossier de inteligencia de la Policía que involucra con el narcotráfico a «un ministro, dos exministros y dos exsenadores del MAS”. 
Días antes, fue encarcelado por sus nexos con el narcotráfico el excomandante de la Policía, Óscar Nina. Cuatro años antes, en febrero de 2011, fue encarcelado y sentenciado en Estados Unidos, también por narco, el director de inteligencia del Ministerio de Gobierno, René Sanabria, quien, en los primeros años del gobierno masista, fue director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico. Sanabria ya se había jubilado, pero fue invitado a retornar en la gestión del entonces ministro de Gobierno Sacha Llorenti.

En abril del año pasado, el coronel Germán Cardona denunció a la revista brasileña Veja que Quintana conformó en Bolivia el «Cártel de las Estrellas”, un apéndice del «Cártel de los Soles de Venezuela”. El militar dijo que este cártel se dedicaba a transportar cocaína de Chimoré al exterior. 
Tras la denuncia, Cardona huyó a España, después volvió y se retractó. 
Para completar el cuadro, es sabido que Morales, además de ser presidente de Bolivia, es presidente de los cocaleros del trópico cochabambino, cuya coca en un 94% alimenta al narcotráfico, según la ONU. 
En cambio, como ya les dije, en el lado de los periodistas atacados no encontré vinculaciones con narcos u organizaciones criminales. Ninguno fue terrorista, ninguno trabajó con narcos, ninguno estuvo en la cárcel, ninguno asaltó dinero público y ninguno es falso licenciado, salvo las acusaciones de Evo y Quintana contra el presentador de televisión Carlos Valverde, a quien llamaron narcotraficante. Valverde se declaró inocente.
Dadas estas circunstancias, concluyo que el «cártel de la mentira” es un cártel de mentira, pero… ¿podemos martillar que el cártel de verdad es el «Cártel Azul” y está en Palacio? ¿Y podemos hacer un documental? No sé tú, pero yo digo no, porque son inocentes mientras no se pruebe lo contrario. Prefiero que hagamos un cartel con la siguiente leyenda: «No culpes a inocentes de lo que otros te culparon”.
Andrés Gómez Vela es periodista.

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