Por: José Luis Saavedra
Un incendio en el que, como en el caso de la masacre de El Porvenir (en las cercanías de la ciudad de Cobija, capital del departamento de Pando), que se llevó a cabo el 11 de septiembre de 2008 y tuvo como resultado la muerte de 13 campesinos (Cfr. “La matanza de Pando”, El País, 21 noviembre 2008), se utilizó a un sector social movilizado, en este caso una marcha de padres de familia que exigía obras, que se ponen de ‘tontos útiles’, ignorando la intencionalidad política de esa movilización: ¡tumbar, cuando no matar a Chapetón!
Los agitadores, agentes del MAS, que han organizado y azuzado la marcha de los padres de familia, tenían una evidente intención terrorista, porque rodearon la alcaldía de El Alto y penetraron violentamente en ella sabiendo que estaba llena de ciudadanos que estaban haciendo sus trámites y obviamente de funcionarios de la alcaldía.
Como resultado del incendio provocado por las huestes MASistas fallecieron seis personas. Juan Laura, Javier Mollericona, Ana María Apaza, José Rodrigo Ortiz, Rosmery Mamani y Gloria Magaly Calle, quienes perecieron por intoxicación de monóxido de carbono en el incendio de la Alcaldía (cfr. “Confirman seis fallecidos por intoxicación tras quema de Alcaldía de El Alto”, Página Siete, 17 febrero 2016).
De aquí emergen un par de evidencias muy evidentes (valga el pleonasmo). Por una parte, que la gente que comete estos delitos está estrechamente vinculada al MAS, como por ejemplo el ex candidato a concejal del MAS Wilmer Sarzuri Apaza. Por otra parte, que nada más, ni nada menos que el viceministro de gobierno es el que estaba desde muy tempranas horas en la puerta de la alcaldía y sus inmediaciones con el comandante de la policía. Hay testimonios de que Elío rondaba ese día desde al menos las 8:00 por la Alcaldía, al parecer monitoreando lo que los dirigentes del MAS de El Alto iban a realizar (ver “Marcelo Elío responsable de la masacre en El Alto”, en:
No obstante y de acuerdo con la asesora legal del municipio, Patricia Castellón. «Decir que fue un atentado es descabellado, yo estuve adentro, yo vi como el pánico se apoderaba de la gente. No podíamos salir porque había una turba que quería matarnos. Nos cortaron el agua y decir que nosotros provocamos a los marchistas es una total mentira» (El Potosí, 19 febrero 2016).