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¿Cómo repartir mejor el pastel? “Yo creo no queda más que quitarle a los que tienen más”, dice Noyola

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El economista mexicano Ascención Juan Noyola Carmona lanzó, en su visita a Bolivia, dos ideas para sacar a los países latinoamericanos de la pobreza y la economía extractivista: 1) invertir en educación y tecnología; y 2) distribuir mejor la torta quitando a los que tienen más para dar a los que tienen menos. Sin embargo, no se animó a señalar el sistema económico más adecuado para aplicar estar medidas.

Noyola llegó a la ciudad de La Paz en febrero pasado para impartir sus conocimientos en un módulo de la Maestría en Ordenamiento Territorial y Planificación Urbana de la Facultad de Arquitectura, Artes, Diseño y Urbanismo (FAADU) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

En conversación con el equipo de comunicación de la FAADU, el economista recordó que entre 1984 y 1986, México tomó como política pública el combate a la pobreza; sin embargo, curiosamente, desde aquella vez a la fecha, el número de pobres ha aumentado.

“La medicina que se está dando para combatir la pobreza no funciona. El año pasado se dio el dato: 2 millones y medio de personas dejaron de ser pobres extremos, pero siguen siendo pobres”, dijo.

¿Qué hacer frente a esta dura realidad? Noyola recurrió a una metáfora para explicar una de sus ideas: “La tajada del 50 por ciento del pastel (Producto Nacional Bruto) la recibe el 10 por ciento. Y el resto del pastel queda para el resto”.

En su criterio, esta distribución es injusta porque pese a que el producto interno bruto creció, la distribución sigue siendo desigual. Entonces, ¿cómo hacer para que el pastel se reparta mejor?, se cuestionó Noyola. “Yo creo no queda otra más que quitarle a los que tienen, y los que tengan mucho cedan parte para que otros tengan”, se respondió.

¿Cómo quitarles a los que tienen más para dar a los que tienen menos? ¿Impuesto a la riqueza?, preguntó el equipo de Comunicación de la FAADU. “Puede ser un impuesto a la riqueza, pero hay mucha reticencia”, dijo.

Con el fin de reforzar su diagnóstico, explicó que un estudio que hizo en Monterrey, México, demostró que el 10 por ciento de la población de ese Estado tienen el 50 por ciento de la riqueza total, lo que quiere decir que el 50 por ciento de la población se reparte el 10 por ciento de la riqueza sobrante.

Este fenómeno de concentración de la riqueza en pocas manos se repite en los países de la región, donde el 30 por ciento de la población posee hasta el 70 por ciento de la riqueza y el 70 por ciento de la gente se debe distribuir ese 30 por ciento.

Por esta razón, puntualizó, la riqueza debe ser medida no sólo a partir de los ingresos, sino de los bienes que posee una familia o una persona.

En ese sentido, Noyola definió la riqueza como el conjunto de activos que la gente posee en un momento dado y que ésta reflejada en el valor de mercado de los activos poseídos por las familias, tales como: las casas, el equipamiento del hogar, las acciones, los bonos, los depósitos bancarios y otras propiedades.

Maquiladoras

Para el economista, las maquiladoras tampoco fueron la solución en su país natal, aunque generan empleo, pero sólo representan el 2% del valor agregado por el tema de salarios.

En 1964, México creó un programa de este tipo, aprobó estímulos fiscales para las transnacionales que decidieron instalar sus fábricas, les regaló terrenos, les dio el beneficio de no pagar el impuesto por importación temporal, ni el impuesto al valor agregado, además de otras exenciones fiscales.

Pero, por ejemplo, en el caso de la fábrica de vehículos Volskwagen, que está en Puebla, el trabajador mexicano tenía menos ingresos salariales que el obrero alemán. Ante esta situación, el Estado tomó la decisión de igualar los salarios a nivel internacional así como están igualados los precios de los productos. Pero la situación no cambió mucho.

En opinión de Noyola, los países de América latina son por excelencia exportadores de materias primas. Frente a esta evidencia, propuso seguir el ejemplo de Corea del Sur, que en la década del 50 estaba peor que México, y ahora es una potencia económica que exporta tecnología de punta.

“Ese país ha invertido en investigación y desarrollo, mandó gente a Europa y Estados Unidos a estudiar; invirtió en educación y desarrollo. En cambio, México abandonó la política de industrialización y sustitución de exportaciones y está peor que Corea”, explicó.

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