Era la tarde de ayer, 26 de marzo, Pedro Saravia se sentó en una de las calles aledaña a la plaza Eguino, muy cerca del mercado de las Brujas -lugar donde se comercializa fetos de llamas disecados para las ofrendas- expuso para la venta algunas patas de conejos y colas de serpiente de cascabel disecadas que tienen la figura de de recuerdos, trabajadas de forma artesanal como llaveros o amuletos de la buena suerte. En ese instante, un grupo de personas apareció y le arrebató todos los artículos que poseía.
Eran efectos de la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (POFOMA) quienes se dedican al control de la comercialización de productos silvestres o temas de medio ambiente. Según el artículo 111 de la Ley 133 de Medio Ambiente “el que incite, promueva, capture y/o comercialice el producto de la cacería, tenencia, acopio, transporte de especies animales y vegetales, o de sus derivados sin autorización o que estén declaradas en veda o reserva, poniendo en riesgo de extinción a las mismas, sufrirá la pena de privación de libertad de hasta dos años perdiendo las especies, las que serán devueltas a su hábitat natural, si fuere aconsejable, más la multa equivalente al cien por ciento del valor de estas”, y, en este caso actuaron, bajo la ley.
Los efectivos policiales de POFOMA le arrebataron toda su mercadería. Pedro, una persona de la tercera edad, tiene problemas visuales y dificultad para oír. Pese a las súplicas, le arrebataron todo. El señor indicaba que era su único sustento, no tenía otro objeto que vender y con qué sobrevivir, y tampoco tenía otra actividad para generar ingresos económicos.
La gente que transitaba por el lugar cuestionaron a los efectivos del orden y lamentaron que no realicen los mismos decomisos a los comerciantes de la denomina «Calle de las Brujas» ubicada en la calle Sagárnaga -lugar turístico- de la ciudad de La Paz donde desde siempre se venden animales disecados para las mesas (ofrendas) que se usan en rituales a la Pachamama.
Uno de los efectivos de POFOMA indicó a las personas del lugar que, para cualquier decomiso, se debe primero ir al centro policial especializado y dejar una “denuncia formal”. Además, indicó que ellos pueden “actuar de oficio”, posteriormente se debería al menos recibir una denuncia verbal sobre la comercialización de animales silvestres vivos o muertos.
Pese a que en ese momento los transeúntes sugirieron que no le decomisen la mercadería al señor, por tratarse de un mayor de edad y quizá ser su único sustento, los efectivos policiales hicieron caso omiso a esa situación.
Pedro, según nos relató, vive en la ciudad de El Alto, en la zona de Senkata y aseguró que sus productos decomisados eran su único sustento para sobrevivir.