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Chumacero, el economista que analiza irregularidades electorales vía estrategias mutantes y camaleónicas

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“Sígame el juego y, por un momento, asuma que ha sido comisionado para elaborar una estrategia de manipulación de resultados de una elección, que permitan aumentar la probabilidad de ganarla, evitando así ir a una segunda vuelta. Para ello, necesita que el margen de votos respecto al segundo sea superior al 10%”.

De esa forma el economista Rómulo A. Chumacero, docente en la Universidad de Chile, invita a ensayar las diversas formas de lo que llama “un manual sencillo para realizar el fraude” y donde abundan las modalidades de desaparición del sufragio, a la manera de Harry Houdini, el famoso mago, ilusionista y escapista, y a otros ejemplos potencialmente cambiantes y mutables del voto.

Todos forman parte de su reciente investigación El camaleón, el mutante y Houdini: resultados de las elecciones en Bolivia, difundida por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), presentada el martes en el conversatorio Iniciativas ciudadanas para el control del voto y el proceso electoral: una mirada a las elecciones del 20 de octubre

En el evento, organizado también por la Fundación Jubileo, de la Iglesia Católica en Bolivia, participaron dos expertos de esta institución,  el analista Jaime Pérez del colectivo TuVotoCuenta/Jubileo y el economista Ernesto Sherif.

Ambos comentaron el trabajo de Chumacero y complementaron la evidencia recopilada en torno a las recientes denuncias de estafa en los comicios que dirigió el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y su cuestionado sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP)

Chumacero denomina “Houdini” a la estrategia que consiste en hacer aparecer o desaparecer votos de un candidato, sin afectar la votación de los demás;  “Mutante” a la que quita votos al rival más próximo y se los desvía al tercer candidato sin afectar el número de votos válidos, ni el de votos emitidos, y “Camaleón” al que hace que un voto opositor aparezca como propio, sea quitando voto al segundo o al tercero para dárselo al candidato favorecido por la estafa.

El economista se encontraba de visita en La Paz, cuando sucedió la secuela de hechos del 20 de octubre. “Soy boliviano residente en Chile hace 30 años, con el pregrado obtenido en Bolivia, la maestría en Chile y el doctorado en Estados Unidos”, refiere en una breve conversación sobre su trabajo, que prevé ampliarlo en las siguientes semanas para su publicación como documento académico en inglés:

¿Que lo motivó?

Evaluar cuantitativamente la pregunta que todos hacían:  si había  irregularidades en el proceso electoral y si podían ser fundamentales o no en el resultado. Partí con una pregunta y luego, empezando a ver otras interrogantes, antecedentes y otras cosas más que comenzaron a llegar, terminé con un mamut de documento con muchos misterios que intenté resolver, encontrando evidencia relativamente contundente de una cadena bastante improbable de irregularidades que son difíciles de explicar en términos de resultados y que fueron fundamentales en el resultado final

No puedo decir de manera absoluta que hubo fraude, pero los datos y evidencias conducen  a que es muy poco probable que los resultados finales que presentó el TSE sean efectivos. Lo que tendrán que decir más que eso serán las personas que vayan a discutir la parte forense de las elecciones: pruebas físicas y ese tipo de cosas, pero hasta donde nos lleva la estadística, los eventos que ocurrieron y la manera en que se descompuso la votación es bastante poco probable que haya salido de un proceso libre de irregularidades, direccionadas  a favorecer a un candidato y perjudicar a otro.

…fraude que pudo incendiar o incendió el país

De hecho lo hizo. Obviamente tuvo consecuencias dramáticas y bastante poco predecibles en cuanto iban ocurriendo. Participé indirectamente de los sucesos, pero fue un hecho que marcar la historia de Bolivia en el futuro. Del drama inicial, en cuestión de días se pasó a muchas tragedias. Esperemos que las cosas vayan mejorando ahora, que los ánimos se apacigüen y que la cordura y la tranquilidad vuelvan al país.

¿Qué lecciones le deja su análisis?

Es crucial la madurez con que debemos enfrentar procesos electorales. Es muy importante asegurarse con mecanismos simples, que hubieran sido fáciles de implementar. Controles simples y transparentes con los que esto pudo haber evitado el haber llegado a esta situación y de la manera en que se lo hizo. Enfrentar todas las irregularidades que se dieron aún antes de los comicios pudo evitar esto. Si es que las instituciones hubiesen funcionado, no hubiésemos llegado a lo que se llegó, lamentablemente.

¿Administrativamente pudo haberse evitado la estafa electoral, pese a la voluntad de un partido y su exmandatario?

Si. Hay algunas sofisticaciones bastante graciosas que han ocurrido y por eso estos comicios van a ser caso de estudio para procesos electorales en el mundo  porque hay muchas cosas “interesantes” desde el punto de vista académico que van a dar lecciones importantes para lo que viene en el futuro, respecto a organización y controles.

¿Ejemplos de estas singularidades?

Puso haberse superado la susceptibilidad: las discrepancias entre el TREP y los resultados finales pudieron haberse debido simplemente a una muy mala capacitación de la gente que estaba ocupada de llenar las actas. El haber tenido la misma papeleta para elegir presidente y diputado (uninominal), causó mucha confusión y quizá no fue fraude sino que la gente llenó mal las actas. Faltó un control un poco más fuerte por parte del organismo electoral y los partidos. No son más de 34 mil mesas y hubo un bolsón de ellas en el que se concentró la fuente más importante de irregularidades. Tener una manera inteligente de control debió ser relativamente simple, eficiente y barato para evitar la tentación de alguien que intentara hacer algo irregular

Neotec se ocupó del TREP y Ethical Hacking de la auditoría: ¿Cómo las califica?

Hasta que no salga el informe final de la OEA va a ser difícil decir exactamente qué ha pasado con qué. El principal responsable de estos problemas no es ninguna de las empresas sino quien las ha contratado. El organismo electoral ha demostrado incompetencia ‒sino otra cosa‒ monumental. Ya van tres elecciones que se ha farreado [el financiamiento]: primero el 21F de 2016, las primarias de 2018 que fueron inútiles y ahora los comicios anulados en un país pobre que gasta millones de dólares [Bs 400 millones, según recuentos de prensa]. Hemos perdido tres elecciones con un TSE cuando menos incompetente. Y el que haya contratado a quienes contrató y que se hayan comportado el modo como parece que se comportaron, es una señal de incompetencia adicional, siendo responsable último de lo que ocurre.

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