Censo agropecuario: sugieren diferenciar a indígenas de campesinos

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(Fundación TIERRA, 20 de marzo de 2012).- El relevamiento de información del Censo Agropecuario deberá incluir dos categorías distintas para describir a productores campesinos e indígenas de tierras bajas. Esta diferenciación permitirá recabar datos más creíbles de la realidad rural de Bolivia. Los criterios corresponden al sociólogo Danilo Paz Ballivián, investigador que analizó los resultados de los anteriores dos censos agropecuarios (1950 y 1984) de Bolivia.
En 2012, las autoridades bolivianas tienen el propósito de realizar un nuevo Censo Agropecuario que, si bien aún no tiene fecha, probablemente se lleve a cabo después del Censo Nacional de Población y Vivienda, también previsto para este año.
Con esta previsión, Paz recuerda sus anteriores experiencias y destaca que el país debe evitar repetir los errores de los anteriores censos. Por ello, es necesario separar a los distintos habitantes del área rural, de acuerdo con sus características de vida y de acceso a los recursos económicos. Los campesinos y los indígenas de tierras bajas tienen una “organización distinta. Su concepción del mundo es distinta, su uso de la tierra es distinto”, ejemplifica.
El Estado boliviano hizo el primer levantamiento estadístico sobre la realidad agraria del país en 1950. El segundo ocurrió 34 años más tarde, en 1984, pero los resultados se publicaron cinco años después, en 1989. En ambos casos los analistas clasificaron en una sola categoría de “condición jurídica” a campesinos e indígenas.
Pero a la luz de la realidad agraria que vive el país desde hace más de 20 años, Paz sostiene que Bolivia tiene una estructura agraria en la que coexisten tres sistemas productivos: “El pequeño productor campesino del altiplano y valles, que incluiría a los colonizadores del trópico y subtrópico; después hay otra gran categoría, que es la de los empresarios, muchos de ellos terratenientes improductivos; y finalmente, la tercera categoría, que sería la de los pueblos indígenas de tierras bajas del oriente”.
Cada categoría tiene sus variantes, según el investigador, y esas diferencias también deben ser consideradas en el momento de colectar la información. “No podemos comparar un campesino productor de coca del Chapare, con un campesino del Norte de Potosí; aunque ambos son pequeños productores. Esto es fundamental, porque tienen que distinguirse las preguntas apropiadas para la empresa, las preguntas apropiadas para el pequeño productor campesino y las preguntas para los indígenas”.
En consecuencia, propone al Instituto Nacional de Estadística (INE) que, cuando busque información de las empresas, indague más sobre “cuánta fuerza de trabajo eventual y permanente compran, qué tipo de cultivos producen para el mercado interno y qué tipo para el mercado externo”.
A los pequeños productores se les debe preguntar, prosigue Paz, “cuánto de su producción va al mercado interno o si venden fuerza de trabajo para complementar su economía agrícola”. Para los indígenas, Paz reserva consultas específicas sobre el manejo de los recursos naturales.
Según el investigador, “la fuerza de trabajo” es la variable fundamental para obtener los datos de la población. “Lo que va a distinguir a la empresa agraria es que ésta compra fuerza de trabajo; el pequeño productor campesino vende su fuerza de trabajo o hace otras actividades fuera de la agricultura”.
Paz añade que los indígenas de tierras bajas, si bien manejan sus recursos naturales, obtienen ingresos económicos porque trabajan para ganaderos y empresas madereras. “Complementan su deficiente agricultura con otras actividades y eso tiene que captar el censo, porque toda la teoría habla de un campesino que vive de la producción agrícola, lo que no coincide con la realidad”.
Pero, ¿cómo recoger estos datos? El investigador propone la alternativa de conseguirlos a través del Censo de Población. “Cuando se pregunte al jefe o a la jefa de familia de qué vive su familia, en orden de importancia; dirá que es transportista, pero también puede decir que tiene su pequeña parcela o parcelas”.
El investigador advierte que antes del inicio de la recopilación de datos en el Censo Agropecuario las instituciones encargadas deben plantear claramente los objetivos del levantamiento de la información. “(Previamente) tiene que anteceder una reflexión de orden teórica: qué queremos realmente y recién hacer la boleta”.

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