- La asociación de la Arquitectura Plurinacional con la Modernidad. La Modernidad en arquitectura se expresa en el respeto de las normas, la planificación, los procedimientos y la racionalidad, sin embargo, la Casa Grande del Pueblo rompe con estos lineamientos en puntos como su ubicación y sus parámetros de construcción. Lo cierto es que el edificio irrumpe en el corazón político de la Bolivia Republicana por razones simbólicas y no funcionales. La Casa Grande del Pueblo es una demostración de la “Modernidad aparente” que la plurinacionalidad difunde en base a cemento, acero y vidrio, pero su mensaje simbólico es efectivo, aunque con ciertos matices que se expresan en su forma y referencias estéticas.
- La idea de un estilo de Arquitectura Plurinacional. El discurso posiciona a la Casa Grande del Pueblo como un edificio diferente a una matriz occidental colonial materializada en el neoclásico del Palacio Quemado, sin embargo, la Casa Grande del Pueblo reproduce las formas occidentales como el de Rascacielos (originario de Chicago) y su simplificación en cuanto a formas y colores lo acercan más al minimalismo (originario de Alemania y consolidado en los EEUU). Además, la mayor parte de edificios estatales plurinacionales son de estilos europeos y norteamericanos, tales son los ejemplos del Ministerio de Economía y Finanzas (estilo organicista), La Procuraduría General del Estado (Estilo Minimalista), El Nuevo edificio de Y.P.F.B. (Estilo minimalista y High Tech), El edificio de la A.J.A.M. (Estilo Minimalista), los nuevos Coliseos, Terminales, Sedes Sociales y Estadios que responden más a criterios Racionalistas y Funcionalistas.
- El discurso del Vivir Bien y la Descolonización.” Se argumenta que la Casa Grande del Pueblo representa a los pueblos que el poder denomina como “indígenas” y es una expresión de “sus” reivindicaciones históricas, en cambio la materialización de estas ideas en el edificio no son evidentes, no se advierte el relacionamiento con la naturaleza presente en la antigua arquitectura amazónica, tampoco el relacionamiento con el cosmos de la arquitectura prehispánica andina, lo “indígena” no se traduce en la espacialidad, la materialidad ni en el color, se queda en lo ornamental, pictórico y nominal. La estética Tiwanakota de la Casa Grande del Pueblo es débil en comparación al estilo Neotihuanacota ejercido por Nacionalismo del siglo XX, como ejemplo vemos que el Alaxpacha, Akapacha y Mank’apacha son simples ornamentos mientras que en el Monoblock se expresan en verdaderos planos espaciales.
- La Casa Grande del Pueblo y el ahorro de recursos económicos para el erario estatal. Esta finalidad es válida en todo sentido ya que un objetivo del nuevo edificio es el ahorro de recursos económicos en relación a los alquileres que anteriormente se pagaban y el traslado de Ministerios con la consecuente centralización de funciones administrativas, los datos posteriores validarán si la relación costo-beneficio es positiva, aunque la duda se cierne en la experiencia empírica, lo que el Estado ahorra lo malgasta en elefantes blancos o vanas inversiones. La Casa Grande del Pueblo no aplicó principios de arquitectura bioclimática con tecnologías para el ahorro de energía y agua, en consonancia con el discurso de “cuidado de la Pachamama” lo que hubiese evitado mayores gastos económicos en mantenimiento, sin embargo, está es una contradicción generalizada no solo a nivel arquitectónico. El Estado Plurinacional debería velar por el ahorro de recursos en todos los ámbitos de su administración, aunque son solo buenas intenciones.
- Finalmente, respecto a su denominación como “La Casa Grande del Pueblo”, la nominación de un Palacio gubernamental puede darse en relación a sus antecedentes históricos (Palacio de la Moneda en Santiago, Palacio de Carondelet en Quito), propiedades cromáticas (Casa Blanca en Washington, Casa Rosada en Buenos Aires) o su forma misma (Kremlin de Moscú), sin embargo, el denominativo de la “Casa Grande del Pueblo” apela a la inclusividad que manifiesta el paternal discurso plurinacional, siendo necesario aclarar que la composición del “pueblo” se la esgrime desde el poder constituido orientando su preferencia a grupos afines e instrumentalizados que ayuden a legitimarlo.