Cara
Andrés Gómez Vela
Durante las dictaduras, la derecha del país, los grupos privilegiados, tenían como instrumento político a las Fuerzas Armadas. Su representante directo era El Dictador, quien les colmaba de bienes y beneficios. Cuando llegó la democracia, decidieron organizarse en partidos y coparon el MNR, ADN, MIR, entre otros. Así dejaron de jugar con las armas, optaron por los votos y gobernaron durante otros 20 años.
Las elecciones del pasado 18 de diciembre marcaron el fin de ese periodo. Derrotados por sus propias reglas y ante la fragilidad de sus líderes como Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina, decidieron tomar la representación por ellos mismos y convertir a los comités cívicos en sus nuevos instrumentos políticos. Superados en las urnas y en la representación, optaron por convertir los cabildos, organizados a garrote y amenazas, en sus nuevos espacios de lucha y de presión para preservar sus intereses de grupo bajo el rótulo de democracia y bien común. La derecha resucita más fascista y racista que nunca.
