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Agricultura urbana y periurbana: Una oportunidad para el consumo responsable

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Una de las respuestas ante la creciente vulnerabilidad de las personas frente a la falta de alimentos sanos y nutritivos, es la agricultura urbana y periurbana. Actividad que en tiempos de pandemia garantizó la seguridad alimentaria de familias bolivianas.

En Bolivia, la agricultura urbana y periurbana se practica hace décadas de forma imperceptible. Sin embargo, frente al aumento de la tasa de urbanización, los altos niveles de inseguridad alimentaria y la necesidad de generar fuentes de empleo amigables con el medio ambiente, esta práctica está surgiendo como un tema de interés.

Es por ello que el pasado 7 de julio se desarrolló un evento virtual denominado “Pre Cumbre Sectorial Independiente: Agricultura Urbana y Periurbana en Bolivia”, que contó con la participación de agricultores urbanos y periurbanos, consumidores, gastrónomos, académicos y técnicos de diferentes organizaciones no gubernamentales, que se reunieron con el objetivo de establecer una posición sectorial y elaborar propuestas sobre el rol de este tipo de cultivo en la Cumbre Nacional de Sistemas Alimentarios a desarrollarse la tercera semana de julio.

¿Qué es la agricultura urbana y periurbana?

 Es un conjunto de prácticas agrícolas propias de la agricultura llevadas a cabo dentro de los límites o en los alrededores de las ciudades, con un objetivo productivo y en algunos casos con fines diversos como la creación de espacios verdes, la generación de empleos y otros, según datos de la Fundación PRODIASUR.

En la Pre Cumbre Sectorial Independiente de Agricultura Urbana y Periurbana en Bolivia se destacó que el acceso a alimentos ricos en nutrientes es uno de los pilares fundamentales de la seguridad alimentaria, sin embargo, el acceso a la misma se ve limitada por el precio, impidiendo de esta forma que personas de todo tipo de economía puedan acceder a alimentos sanos y nutritivos.

Actualmente, Bolivia va dependiendo más de alimentos importados, lo que pone en riesgo la soberanía alimentaria del país. Un claro ejemplo es la papa, ya que, a pesar de contar con más de 1.500 variedades en el país, se importa aproximadamente el 50% del total de papa que Perú exporta a la región.

Es ahí donde toma su protagonismo la agricultura urbana y periurbana, que permite mejorar la disponibilidad de alimentos frescos y nutritivos tanto para el autoconsumo como para la venta en circuitos cortos. Por ello es importante impulsar esta actividad en barrios y zonas que tienen un acceso más dificultoso a alimentos sanos, se subrayó en el evento.

Lechuga, pimentón, repollo, tomate, acelga, apio y plantas medicinales, son algunos de los productos que se producen en los huertos familiares o comunales de este tipo de agricultura; que no solo provee de alimentos sanos y nutritivos, sino que potencia el desarrollo local y comunitario, beneficia al medio ambiente, el hábitat, genera empleos, ayuda en la conservación y recuperación de la biodiversidad urbana, la educación ambiental, la mejora de la salud y calidad de vida de las personas.

Consumo responsable

Comprar y consumir de manera responsable tiene diversas ventajas. Entre las más inmediatas se encuentra el ahorro económico que supone para quienes lo ejercen. Un beneficio especialmente importante en momentos de incertidumbre económica como los que se vive debido a la pandemia del coronavirus, se destacó en la precumbre.

Uno de los beneficios que puede aportar el desarrollo de hábitos responsables son de tipo medioambiental, ya que contribuir al consumo de productos denominados de kilómetro cero, debido a su proximidad a las ciudades; supone una reducción en las emisiones de efecto invernadero, así como un importante ahorro de energía y recursos, simplemente porque no necesitan ser transportados a largas distancias para llegar al consumidor. Y también se reducen los embalajes, ya que no requieren tanta protección como los productos importados.

De este modo, los hábitos sostenibles de consumo contribuyen no solo a promover la economía de estas zonas y a la supervivencia de pequeños productores, sino también a preservar su patrimonio natural y cultural.

Una de las principales propuestas del encuentro fue la importancia de visibilizar la oferta de productos de la agricultura urbana y periurbana, y garantizar puntos o mecanismos de venta para que esta actividad pueda ser sostenible a largo plazo. En este sentido, se planteó la necesidad de obtener certificaciones como las del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), para que consumidores tengan la garantía de adquirir productos de calidad.

Además, se propuso trabajar en coordinación con los gobiernos municipales para visibilizar las buenas prácticas que surgen de las diferentes iniciativas de agricultura urbana y periurbana, y en un futuro se traduzcan en el desarrollo de políticas públicas, que contribuyan a construir de manera conjunta y participativa, normativas necesarias para fomentar y fortalecer este tipo de prácticas.

En el evento también se hizo notar la necesidad de un diagnóstico actualizado que permita conocer el aporte real de esta práctica a la agroecología, datos sobre las características de los suelos en las ciudades, entre otros.

Con base en las propuestas departamentales y sectoriales sobre sistemas alimentarios sostenibles en el país, se llevará a cabo la Cumbre Nacional la tercera semana de julio. Los resultados de la actividad nacional serán presentados de manera oficial a la Cancillería boliviana y posteriormente a la “Cumbre Mundial de Sistemas Alimentarios” desarrollada por La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en septiembre de 2021.

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