“Evo me dijo: ¿Cómo es de tu jefa de gabinete? Si no la nombras a la Nelly (Pinto), yo te saco”

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Unas campanillas antiguas, colgadas en la puerta de garaje hecha de troncos delgados, sirven a los visitantes para anunciar su llegada a la casa multicolor que se asemeja a una construcción salida de un cuento de niños. Los árboles están tomados por los pájaros que a esa hora de la mañana trinan en competencia bullanguera.
Compartimos un vaso de refresco y comenzamos la charla.
Rimay Pampa: ¿Se fue usted del gobierno del MAS o lo echaron?     
Rafael Puente: Del viceministerio (de Régimen Interior) me destituyó Evo porque lo exigía el Presidente del Paraguay. Le dijo: O sacan a ese señor o rompemos relaciones.
Evo me llamó, me explicó que no tenía más remedio que sacarme de ahí, pero que esperaba contar conmigo en otro lugar; sin embargo, eso no se produjo, pero al año siguiente de dejar…
¿Por qué el Presidente de Paraguay exigió su destitución?
Porque yo defendí a unos jóvenes paraguayos. Además, me tocaba defenderlos porque yo era parte del Consejo Nacional para los Refugiados (Conare), y había unos jóvenes de un partido muy ingenuamente marxista, leninista, no sé, muy ingenuos también ellos, a los que los culpaban de secuestro y asesinato de la hija de un expresidente de Paraguay.
Y eso fue un crimen de parte del gobierno paraguayo porque el gobierno sabía que la gente metida en el asesinato estaba en el gobierno. Cuando se dieron cuenta que era demasiado montón de gente y se dieron cuenta que no podían sancionarlos ni iniciarles un proceso a todos, entonces les echaron la culpa a estos jovencitos paraguayos que tuvieron que escapar.
Algunos se fueron a Argentina y otros acá (a Bolivia). Yo me comuniqué con la Argentina y a través de la Argentina pude comprobar la historia real. Y a través del Conare les dimos estatuto de refugiados y el Presidente del Paraguay de entrada ya se le quejó a Evo y después la cosa siguió.
Les quitaron (a los jóvenes) el estatuto de refugiados, pero gracias a la colaboración del difunto (Carlos Nuñez del Prado) y desaparecieron, con lo cual el gobierno resultó más enojado todavía y eso lo comenté un día por televisión y el resultado fue: llamaron a Evo y le dijeron que si yo seguía en el cargo romperían relaciones. Dejé el cargo y lo dejé en muy buena relación con el presidente y el gobierno.
¿Cuándo sucedió ese episodio?
Fue el año 2006.
Luego, en 2007, me nombran Director Nacional de la Escuela de Formación Política. El 2008, cuando se produce el referendo revocatorio y Manfred Reyes Villa es revocado, Evo me nombra… Antes de eso, (Evo) me nombró Delegado Presidencial en Cochabamba.
En vista de que lo hice bien, me nombró Prefecto interino en Cochabamba, cargo que ocupé solo 100 días porque entré en choque violento con todos los dirigentes de aquí. Lo que querían era que el Prefecto lo primero que tenía que hacer y lo más importante: era darles pega a todos.
Esto es, a mi juicio, el defecto genético más notable de este proceso y de este gobierno. Yo sigo diciendo y lo seguiré diciendo, siempre con argumentos y convencido, que el primer gobierno de Evo fue el mejor gobierno que tuvo Bolivia en toda su historia.
Pero eso no quita que ya pasado el tiempo pude detectar cuáles era los defectos genéticos que explican que fuera degenerando. Y el principal es este. Al no haber formación y consciencia política, la militancia del MAS, los dirigentes y organizaciones sociales interpretaban al Estado como el viejo estado patrimonial.
Entonces, el análisis era: en toda la historia ha habido otra gente que se ha aprovechado del Estado, y ahora nos toca a nosotros, nos toca ocupar nuestro lugar en el Estado. Y cuando estas ocupando tu lugar, te das cuenta  que puedes cobrar la parte de otros, y dar paso a la corrupción.
Cuando habla de dirigentes, ¿se refiere a los dirigentes cocaleros? 
A los dirigentes de los movimientos sociales adictas al MAS.
Y tengo una anécdota muy precisa y muy expresiva. Cuando me nombran Viceministro de Régimen Interior, yo estaba a cargo de la Policía. Tremendo lio meterse a cambiar la Policía. Estaba a cargo de la seguridad del Estado, yo me tomé en serio, pero no había presupuesto; estaba a cargo de las cárceles, también problema de larga solución; y estaba a cargo del servicio de migración.
Yo decidí empezar por cambiar Migración porque Migración tiene recursos propios, no necesita presupuesto para eso. Lo primero que hice fue nombrar una directora de plena confianza y con una experiencia muy interesante en Santa cruz, que es donde habían más recursos.
De hecho, en meses se duplicaron los recursos en Santa Cruz porque esta mujer, Ana Lidia Quiroga, resultó ser de primera calidad humana y profesional. Bueno, para posesionarla viajo a Santa Cruz y me esperan en el aeropuerto los dirigentes departamentales del MAS de Santa Cruz: compañero viceministro, hemos venido a esperarlo aquí porque queremos decirle que el director de migración en Santa Cruz tiene que ser el compañero Saúl Avalos.
Les dije no. Ya tengo nombrada a la persona adecuada, que ha demostrado en la Alcaldía de Santa Cruz y de La Paz que es efectiva y tremenda para suprimir la corrupción y eso es lo que necesitamos en Migración.
Entonces, una compañera quechua, colonizadora de Santa Cruz, que era miembro de la Dirección Departamental, me dice textualmente:  “Es que el compañero Ávalos tiene derecho de recuperar lo que gastó en la campaña electoral”.
Me parece la máxima expresión de cuál fue el fondo del problema del gobierno desde un principio. Yo le dije: razón demás para que no le nombre porque entrar al aparato del Estado no es para recuperar dinero perdido, es para cambiar el estado.
Esa visión es la que el MAS, en su conjunto no tuvo. Se incorporaron al MAS para obtener beneficios y nunca para transformar el Estado. Yo recuerdo a un director nacional del Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria, era un antiguo viejo comunista de Santa Cruz que nos tenía sorprendido porque realmente el Senasag empezó a funcionar bien.
Al cabo de un año yo le saludo y me dice: sí, pero te cuento que me voy porque me han dicho que ahora le toca a un beniano. Le toca a un beniano, nunca más el Senasag estuvo a la altura de sus responsabilidades. Bueno, entonces, yo a pesar de todo esperaba que todo eso fuera superable con el tiempo hasta que, ¡ah!, cuando fui Prefecto, entre en conflicto por todo el tema este de los nombramientos.
¿Por qué duró tan poco en la prefectura de Cbba?
Yo empecé a acumular conflictos con los dirigentes de las organizaciones sociales, fundamentalmente de la federación de campesinos porque estaban empeñados en que mi gestión tenía que consistir en dar puestos de trabajo a todo el mundo.
Yo recuerdo que un día fui a una reunión con ellos y les llevé una lista. Les dije: aquí tienen 76 nuevos nombramientos en la prefectura, 70 sugeridos por ustedes y seis escogidos por mí personalmente. Necesitaba personal de confianza mía. No. No les bastaba. Y bueno, yo seguía en esa pelea ya bastante harto porque se nos iban las energías en este problema de las pegas.
Y en eso de pronto, por un conflicto personal complicado que tuvieron, Evo me llama y me pide que nombre jefa de gabinete a una compañera de mucha confianza mía y muy buena gente que había trabajado en la Cancillería hasta ese momento; pero que tuvo problemas en La Paz muy serios en los que el propio presidente estaba involucrado.
Entonces, él —(la funcionaria) ya tenía que dejar su puesto la cancillería en La Paz— me pide que nombre jefe de gabinete.
¿Quién era o es?
Ahorita me acuerdo el nombre. Le dije: yo a ella le aprecio muchísimo; y con mucho gusto le doy un trabajo en la Prefectura, pero mi jefe de gabinete se ha portado sumamente responsable, leal, coherente, inteligente y no tengo ningún motivo para cambiarla, por tanto a ella no la voy a cambiar.
Pero Evo insistió, insistió hasta que un día, el día que fuimos a ver el primer avión de BOA, casualmente, al bajar de visitar el avión y sentarnos un rato en el aeropuerto, esperando a la prensa, Evo me dice: ¿cómo es de tu jefa de gabinete? Si no la nombras a la Nelly (Nelly Pinto), yo te saco.
Muy bien, al día siguiente presenté mi renuncia que, en realidad, fue adelantar algo que ya tenía que hacer porque no se puede gobernar un departamento cuando tienes al partido de gobierno en permanente contra y por razones totalmente inaceptables, que es la famosa manía de las pegas.
¿Sabe por qué el Presidente insistió tanto para que usted nombre a ella?
Por lealtad que le tiene. Ella fue secretaria de Evo en los tiempos antiguos, en los tiempos de militancia, en los primeros tiempos del MAS. Una mujer muy valiosa y muy coherente que había tenido conflictos serios, laborales, personales.
Entonces, Evo no quería dejarla. Eso lo entiendo, quería apoyarla, pero, claro, que sea precisamente como jefe de gabinete, eso ya era intolerable; injerencia en mi forma de actuar.
Y bueno, eso no significó una ruptura. Yo mantuve la convicción de que había que apoyar al gobierno, que valía la pena. Por eso, cuando el Evo me nombra vocero de campaña, lo asumo con mucho gusto y me muevo con toda convicción en la campaña electoral de 2009. Ahí, precisamente porque fui vocero, pude ser testigo directo del cambio que sufrió Evo en persona.
¿Cómo fue ese cambio?
Una anécdota, yo estuve reunido en calidad de vocero con todos los candidatos y dirigentes del MAS y Evo, aquí en Cochabamba. En esa reunión Evo dijo textualmente, dirigiéndose a un candidato: Compañeros, el proceso de cambio es propiedad privada de todos, de todos los que quieren el cambio, no es propiedad privada de nadie, por razones de antigüedad ni de nada, así que compañerito —le dijo a un candidato, un petiso que por suerte no salió— no quiero oír que usted hace escapar a la gente distinguiendo entre antiguos y nuevos, orgánicos y no sé qué, todos los que quieren el cambio tienen derecho de participar.
Excelente, muy bien, esto fue en noviembre de 2009. Mi última reunión fue en febrero de 2010, había pasado entretanto las elecciones, las elecciones en las que Evo sacó 64 por ciento de votos y, por tanto, tenía más de dos tercios en cada una de las cámaras; y, por tanto, tenía todo el poder político.
Y Evo, en esa reunión de febrero, a los tres meses de la anterior, dijo: textualmente lo contrario: los únicos que tenemos derecho a hablar de proceso de cambio, somos nosotros.
Claro, porque entretanto se habían formado otras fuerzas políticas como el Frente Para la Victoria (FPV), como el partido que hizo un senador aymara allá (Lino Villca), que estaba también en el proceso. Entonces, Evo ahí mostró una visión diferente de todo.
Pero no sólo eso, sino que en ese reunión, el recién elegido senador Adolfo Mendoza, que todavía se daba el lujo de tener ideas propias, le dice al presidente: compañero Evo cómo se explica que en Santa Cruz hayamos aceptado nada menos que a la Unión Juvenil Cruceñista como aliada de nuestro candidato al Senado. Y Evo le contestó: Compañero esta es la hora de sumar. Yo dije: ¡Ay Dios! O sea de sumar lo que sea, de sumar basura, de sumar a la unión juvenil cruceñista, que habían sido directos participantes en las masacres que hubo en Santa Cruz.
Entonces, yo vi ahí un cambio de actitud de Evo que tiene mucho que ver pues con la cantidad de poder ganada en esa segunda elección.
De hecho el año 2012, a comienzos de 2012, Evo me llama a conversar. Quería nombrarme ministro de gobierno. Yo me negué. Claro, ya estaba lo del Tipnis (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure) y todo eso en curso. Una conversación poco amistosa, la más larga que tuve con evo en mi vida, 45 minutos.
Y ahí, en un momento dado, me dice: y a qué le llaman, pues, eso de reconducir el proceso. Muy fácil Evo, se trata de volver a tu primer gobierno. ¿Quieres que te ponga un ejemplo clarito? En abril del 2008, te invitamos en Cochabamba a una reunión con colectivos urbanos, 16 grupos diferentes, entre ellos, Cueca, a la que yo pertenecía y hablamos con Evo, Evo nos escuchó.
Cada grupo tenía cinco minutos, nos escuchó. Dos de los grupos entraron en el tema de que no se puede permitir que en Santa Cruz hagan lo que están haciendo. Esa Unión Juvenil que está tomando instituciones, compañero Presidente, usted tiene que declarar estado de sitio en Santa Cruz. No puede permitir lo que está pasando.
Evo escuchó tranquila y pacientemente a todo el mundo porque ese tiempo era capaz de escuchar.  Al terminar la mañana, él tomó la palabra y comentó nuestras intervenciones y textualmente dijo lo siguiente: y a esos jóvenes —porque eran sólo dos grupos de 16 que plantearon esa preocupación— a esos jóvenes impacientes que quieren que yo declare estado de sitio en Santa Cruz, quiero decirles que la revolución democrático y cultural es un proceso largo que requiere paciencia y tiempo; compañeros, en Santa Cruz quieren que les pongamos muertos, no les vamos a poner, vamos a avanzar lentamente de acuerdo a la paciencia que requiere este proceso.
Y formó una frase que a mí me quedó grabada como la mejor frase que he oído de un dirigente político en este país. Dijo: a los que piensan diferente que nosotros, los tenemos que convencer, no los tenemos que vencer. Yo salí de esa reunión convencido de que Evo es mi dirigente, caray. Y le dije a Evo, estábamos en 2010, mirá, han pasado dos años y este momento estás dedicado a vencer, ya no te interesa convencer a nadie, te has dedicado a vencer, te has dedicado a descalificar a los que piensan diferente, y se acabó el diálogo, se acabó la participación, estás queriendo obligar a renunciar a los alcaldes y prefectos opositores, eso es vencer, eso no es convencer.
Evo me entendió, pues, porque nunca dejó de ser inteligente, pero no podía darse el lujo de ir en contra de los cocaleros porque claro ahí mi tema principal era el Tipnis.
En el caso del Tipnis (Evo Morales) no podía cambiar de posición porque era exigencia de los cocaleros. Entonces, yo tengo clarísimo el proceso de cambio mental, de actitud, del compañero Presidente. Se dio en el momento en que ganó la segunda elección con demasiada ventaja y eso le hizo sentirse muy poderoso.
¿Cercaron los cocaleros al Presidente para exigir la carretera por el Tipnis? 
Esa es mi convicción. Y Evo, claro, como dirigente que fue mucho antes y sigue siendo de las seis federaciones del Trópico no puede así nomás negar algo que ellos exigen y con lo que Evo en el fondo también está de acuerdo. Pero yo estoy seguro que la presión de sus federaciones es más fuerte que la presión del resto del país y de la opinión pública.
¿Qué es lo que más le decepcionó del gobierno, del Presidente  o del Vicepresidente, además de lo que ya contó?
En el fondo es lo mismo. Lo que pasa es que se ha ido agravando el ejercicio del poder, ha ido debilitando su capacidad de pensamiento.
De hecho, hace dos años me regalaron en una institución un documento resultado de una investigación que hicieron varias universidades de Estados Unidos y de Inglaterra. El título de esa investigación es: El poder crea daño cerebral.
Y bueno, ellos han investigado a ciudadanos que han llegado a altos niveles de poder económico y altos niveles de poder político; por ejemplo, el presidente del Wells Fargo, que es el banco más fuerte de EEUU. A base de esas entrevistas llegan a la comprobación de que el ejercicio largo del poder, para empezar, te quita la capacidad de empatía, la capacidad de ponerte en lugar del otro.
Y a partir de ahí, claro, una serie de desviaciones, de empobrecimiento de actitud, del pensamiento, de la capacidad de escuchar, y es exactamente lo que ha pasado en este gobierno.
El primer gobierno de Evo fue eminentemente participativo. La Asamblea Constituyente fue un ejemplo esplendoroso de participación social. Ahí, los delegados de la Constituyente estaban en constante contacto con las bases. Yo he ido a Sucre, he visto de cerca, he estado reunido con ellos.
De hecho, en el (Jp) Sebs de Valencia, una institución internacional dedicada a estas cosas, llegaron a la conclusión de que la Constitución nueva de Bolivia era la más audaz del planeta, en base a ese espíritu participativo.
A partir del segundo gobierno de Evo, la participación se acaba; aquí es obedecer y punto. Y el que no está de acuerdo, de entrada ya se lo declara opositor. Y eso poco a poco va afectando, pues, la capacidad de interpretar y de entender.
Tú no te explicas que un hombre tan inteligente como Álvaro García Linera, al que habíamos considerado el intelectual, el nuevo intelectual que rompía todos los moldes y que valía la pena tener en nuestras filas, haya llegado a posiciones a actuaciones y formulaciones que dan pena. No son dignas de un hombre con esa capacidad, con esa inteligencia y con esa actitud novedosa que tenía.
De hecho que yo, personalmente, me esmeré en hablar con Álvaro cuando evo le propuso ser su candidato a Vice. Dije a Álvaro tienes que aceptar, eres el mejor complemento para Evo, y así fue, pues, al principio, pero todos han entrado en esa proceso de deterioro al que lleva el ejercicio del poder.
¿Se siente usted culpable?
Para nada pues. Yo sigo creyendo que el primer gobierno de evo fue el mejor gobierno que tuvimos en nuestra historia. Por supuesto que a estas alturas queda claro cuáles eran sus puntos flacos. Pero igual fue el mejor gobierno que tuvimos, en primer lugar.
En segundo lugar, yo me di el lujo siempre de ser libre y no me sometí a condiciones que no me parecían saludables. El caso de los paraguayos, un ejemplo suelto y pequeño. El primero que se enojó conmigo fue el Evo. Y después cuando me quieren imponer algo que me parecía injusto e inhumano, como lo de mi jefe de gabinete en la Prefectura. Me negué, o sea nunca he aspirado a tener cargo. He aceptado los cargos que me dieron y he estado.
Yo creo que he sido consecuente con todo eso y he pedido disculpas cuando me equivoqué. Me equivoqué gravemente una vez siendo viceministro, cuando dije que Sanchez Berzaín estaba en el valle alto; era otro, un tal Berzaín que nada que ver con él. Pedí disculpas a la opinión pública.
No, yo no me arrepiento en absoluto. Creo que en ese momento lo que había que hacer era apoyar a ese gobierno. Y de hecho, cuando el gobierno quiere volver a contar conmigo, en su segundo periodo ya, yo me niego porque el Tipnis fue el momento de ruptura más visible.
Con el problema del Tipnis queda claro que se había desmontado la novedad del Estado Plurinacional, que era lo fundamental, la gran novedad. Lo que hace que esta etapa histórica sea diferente de todas las anteriores a la historia, era lo del estado plurinacional, el reconocimiento de nuestros pueblos indígenas, por su existencia, por su personalidad, por su historia, al margen de su tamaño, de su importancia numérica.
En el Tipnis queda claro que eso no es verdad y que seguíamos en un Estado Neocolonial.
¿Quién es más autoritario: el Presidente o el Vicepresidente?
Yo diría, por personalidad, formación y modo de ser, más instintivamente autoritario es el Vicepresidente. Pero, el Presidente, basado en el estilo adulón, insoportablemente adulón que ha practicado el Vicepresidente con él: aquello de nuestro primer pensamiento debe ser el hermano evo, y nuestro último pensamiento al acostarnos, el hermano evo, etc; el que ejerce ahora más visiblemente autoritarismo es Evo.
Pero yo creo que en el caso de evo ha influido más la experiencia negativa del ejercicio tan amplio del poder. En cambio, en Alvaro juega un papel más importante su propia personalidad que tiende a ser más autoritaria y eso, creo que se puede decir, tampoco es nada del otro mundo, pues, cada uno tenemos nuestro carácter.
¿Alguna vez recibió respuesta a las preguntas públicas que hace a través de sus artículos de opinión?
No, nunca, nunca (sonríe). Incluso, cuando me he dirigido a personas con las que he tenido muy buena relación personal, hasta hace poco, como el ministro Romero, que se suponía que él podía tomar en serio el cuestionamiento, nunca jamás.
A estas alturas del tiempo político, ¿qué debe hacer la gente que votó no el 21 F y quiere que se respete su voto, la Constitución, la democracia; y que Evo Morales no imponga una dictadura?
Primero que nada hay que usar los términos con corrección. Los que hemos vivido dictaduras, mucha gente no las ha vivido ya en el país; pero, generaciones enteras sabemos que en la dictadura es otra cosa. En tiempos de García Meza, esta entrevista, que me estás haciendo, no sería posible. No hay que confundir términos.
Pero sí lo que hay es un autoritarismo que ya no es democrático en absoluto, eso sí se puede afirmar, y el referéndum tiene que ser respetado. Pero, además, yo digo: no sólo tiene que ser respetado, porque por principio democrático un referendo es la máxima autoridad que hay; sino porque, además, hay razones positivas para que eso se respete, y yo lo dije en los debates que había cuando el referendo, en 2016.
Yo recuerdo haber explicado y dicho: ojo, en este referendo lo que se está jugando no es lo quiero al Evo o no lo quiero, lo aprecio al Evo o no lo aprecio, sino que es el criterio acerca de si es o no conveniente y saludable que una misma persona esté demasiado tiempo en el poder.
Yo decía en ese tiempo y lo ratifico ahora, precisamente, los que valoramos al compañero Evo, con todas sus cualidades, precisamente por eso, deseamos que baje otra vez a las bases, que vaya a su casa, que vaya a comprar pan a la tienda de la esquina, que se relacione con la gente en términos tranquilos porque ahora Evo cree que está en permanente relación con la sociedad porque viaja por todo el país, como no viajó jamás un Presidente; y se reúne con la gente en todas partes, pero lo que Evo no sabe es que en esas reuniones que tiene en todo el país y con todos los sectores sociales, nadie le dice lo que piensa, sino que todos le dicen lo que calculan que Evo quiere escuchar.
O sea que, hace tiempo, ya desde que ganó la segunda elección, está condenado a escucharse así mismo. La poquísima gente que yo no conozco y que fue capaz de expresar su desacuerdo con Evo; por ejemplo Pablo Solón; por ejemplo, Alejo Almaraz, están excluidos de toda posibilidad de diálogo siquiera. Se los ha descalificado, ¿por qué? Porque se dan el lujo de tener una opinión diferente.
Los demás aunque tengan una opinión diferente no la dicen, entonces, eso es negativo para Evo como persona y por supuesto para el gobierno. Pero al margen de eso, que son mis criterios personales, al margen de eso, el dato objetivo es que en el referendo ganó el NO y ese NO se tiene que respetar.
Yo le añado, precisamente, para poder rescatar tal vez algún día a Evo Morales, es imprescindible que ahora deje el gobierno; pero quitemos mi adición, mi adición no interesa, lo que interesa es el resultado del referéndum, a pesar de que no tengamos ninguna perspectiva.
Un Presidente democrático respeta un resultado electoral y la Constitución, ¿cómo se denomina a un Presidente que se ríe de la voluntad popular y la Constitución? Si no es un dictador, ¿qué es?
Presidente autoritario y que ha perdido el sentido de la democracia. Y puedes decir un presidente ególatra. La dictadura es mucho más seria. Ya te digo, en tiempos de García Mesa no podríamos estar hablando tú y yo.
En tiempos de García Meza tuve que escapar y refugiarme en la nunciatura y escaparme un año a Cuba. Yo y otra muchísima gente lo pasó igual, y otros muchos padecieron torturas y todo eso. No hemos llegado (aún) a ese extremo, hoy en Bolivia, uno puedo decir su opinión. Yo la digo todas las semanas en Página Siete. El gobierno odia a Pagina Siete, intenta desprestigiarlo, lo critica brutalmente, pero no ha llegado todavía al extremo de clausurar; esa ya sería una expresión dictatorial.
¿No cree que con el tiempo el gobierno vaya a seguir el camino de Ortega y Maduro porque en Bolivia, Nicaragua y Venezuela se aplica una sola receta?
No es lo mismo. Daniel Ortega era un tipo que se degeneró hace decenios. Ya siendo un degenerado absoluto, un traidor total a la causa sandinista, y con solo el 10 por ciento de electores, porque el 90 por ciento no votó de la decepción que padecían, ha sido elegido presidente. Encima está casado con una señora profundamente indeseable también, entonces no es igual, en ningún caso.
En el caso de Maduro, el defecto fundamental de Maduro es que nunca había estado preparado para eso. Chavez cometió el error de no preparar y no identificar posibles dirigentes futuros y nombra a Maduro porque era un dirigente sindical y luchador y consecuente.
Digamos que nunca entendió lo que es ser presidente, lo que son los problemas de Venezuela. En el caso de Bolivia, Evo, a diferencia de Ortega y Maduro, ha hecho un primer gobierno que ha demostrado sí es capaz. Lo que pasa, el poder se le ha subido a la cabeza y ahora está cometiendo error tras error.
Pero yo no veo fácil que lleguemos a una dictadura real, no veo fácil que se atrevan por ejemplo a cerrar medios, que no sería Página Siete el único; Los Tiempos ha demostrado toda esta época que es un periódico realmente independiente,  y con una visión muy crítica de lo que está ocurriendo, y no es el único tampoco.
Morales controla todos los poderes y el gobierno encarceló gente inocente, el último: Franklin Gutiérrez, dirigente de los cocaleros de los Yungas.
Por supuesto yo no digo, no niego. Todo eso son errores graves, ofensas a la democracia, ofensas al pueblo; son irrespeto a los derechos humanos y políticos de la población. Pero, lo que no me parece, no me parece que valga la pena es achicar términos ¿no? Todo lo que no es democracia correcta ya es dictadura. No necesariamente.
La monarquía no era democrática, pero no siempre era dictadura. Ha habido monarcas relativamente respetuosos. Entonces, por lo menos hoy en día en Bolivia tenemos la posibilidad de disentir; y de expresar nuestro disenso que es lo que estamos haciendo ahora, lo que hago yo.
¡Ah! El momento en que eso se cierre y no haya posibilidades de expresar el disenso y se clausuren los medios que formulan expresiones críticas, ahí sí tal vez ya podemos hablar de dictadura.
¿Y no será ya muy tarde?
Bueno, es igual, las cosas no cambian con, con,con,  no mejoran con el título que les pongamos. No porque ahora le llamemos dictadura lo que todavía no es, no por eso estamos acelerando una llegada de una dictadura.

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