La minería en Bolivia arrastra una historia de 400 años, a menudo marcada por la tensión entre las empresas y las poblaciones locales. Sin embargo, para Javier Diez de Medina, vicepresidente corporativo de Minera San Cristóbal (MSC), la clave para la supervivencia del sector en el siglo XXI radica en un cambio semántico y práctico: convertir a las comunidades en «vigías del medioambiente».
Durante un evento TEDx en Tarija, el ejecutivo, cuya carrera en el sector data de 1995, reflexionó sobre la llamada «minería de clase mundial». Más allá de las cifras macroeconómicas, Diez de Medina subrayó que el éxito de la operación a cielo abierto más grande de Bolivia se basa en haber comprendido la diferencia entre instalarse en un territorio y convivir con él.
Los cuatro pilares de la nueva minería Ante un auditorio universitario, el portavoz identificó cuatro elementos que, según su experiencia, separan a la minería precaria de la industrial sostenible:
- El respeto mutuo.
- El trabajo conjunto con las comunidades.
- El rigor medioambiental.
- El rol decisivo de la mujer en la operación.
Ruptura de estereotipos
Uno de los puntos más altos de la exposición fue la valoración del rol de la mujer en un sector históricamente masculinizado.
Diez de Medina no habló de cuotas, sino de eficiencia y capacidad técnica. Reveló que en San Cristóbal, operadoras bolivianas manejan equipos de hasta 2 millones de dólares con índices de eficiencia superiores a sus pares varones, ocupando además cargos de ingeniería y gerencia.
«En el momento que tú respetas, el momento que las comunidades están envueltas, vas a tener los mejores vigías del medioambiente», sentenció Diez de Medina, vinculando directamente la estabilidad social con la capacidad de la empresa para recertificar sus normas de calidad internacionales (ISO).

