El indígena frente al globalismo

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Wilson Olañeta

Desde 1985 hasta el año 2005, los bolivianos hemos sido testigos de 20 años de neoliberalismo. Por otro lado, desde el 2005 hasta el año 2025 también hemos sido testigos del socialismo del siglo XXI. Ambos modelos socioeconómicos con consecuencias catastróficas para nuestra sociedad. Después de veinte años de vigencia, nos damos cuenta que el socialismo del siglo XXI no fue una buena opción para un país en desarrollo como la nuestra; actualmente estamos al borde de un colapso económico sin precedentes, el cual nos muestra la necesidad de construir un modelo de desarrollo económico más abierto al mundo, que genere riqueza para todos, convertir la economía informal en formal, establecer límites del estado frente a la economía privada, premiar la iniciativa privada frente a la iniciativa estatal, diversificar la economía, industrialización, los recursos naturales estratégicos debe ser administrado por el Estado. En este proceso de construcción de un nuevo modelo económico, el indígena como persona individual debe ser parte importante en este mundo globalizado, sin perder de vista sus sentimientos de pertenencia a la comunidad en la que pone en práctica sus principios y valores colectivos.

El ser humano es el fundamento básico de la existencia del Estado, todas las políticas y los programas giran en torno al individuo, estos individuos a su vez conforman los colectivos. Hablamos entonces de: individuo – colectivo; principio de autonomía individual – principio de autodeterminación colectiva; ciudad – comunidad; citadino – indígena originario campesino; cosmopolitismo – multiculturalismo; liberalismo – socialismo; estado liberal – estado plurinacional; conservador – progresista; derecha – izquierda; en termino geopolíticos – económicos; nacionalista – globalista. Esta dicotomía es generada principalmente por dos corrientes del pensamiento político; por una parte, los liberales y por otra los comunitaristas, cada uno con sus respectivos representantes. En esta dialéctica lo que interesa, es determinar, ¿Cuáles son los principios que determinan el individualismo y el colectivismo?.

Para los liberales, el principio rector, es el principio de autonomía individual, basado en la libertad del individuo, el respeto irrestricto del proyecto de vida del individuo y el libre mercado. En cambio, para los comunitaristas el principio rector es la autodeterminación colectiva, como el derecho que tiene una comunidad, un determinado colectivo de decidir libremente su condición, económica, política, cultural. Este principio también se denomina, el principio de autodeterminación de los pueblos.

En la actualidad, el principio de autodeterminación colectiva, monopolio de los movimientos colectivos, entre ellos, los indígenas, está siendo cada vez más absorbido por el principio de autonomía individual, este principio liberal está ganando más terreno en la comunidad, en los grupos colectivos, y en las organizaciones sociales dentro del movimiento indígena; es decir, el principio de autodeterminación colectiva, ha sucumbido ante el principio de autonomía individual liderada por el liberalismo.

El principio de autonomía individual desde el punto de vista de los colectivos, es visto como un principio egocéntrico, que solamente piensa en el individuo como personas y no así en los grupos sociales. Este egocentrismo está llevando a algunos miembros de las organizaciones sociales a apartarse de los movimientos sociales radicales, estos liderazgos individuales van haciendo caso omiso a las determinaciones asumidas de forma colectiva, ocasionando divisionismo, formando organizaciones sociales paralelas dentro de estos colectivos. Si, tomamos en cuenta que todos los individuos tenemos aspiraciones, estos afloran tarde o temprano, sea de forma natural o por estímulos económicos, bajo esta lógica, todos aspiran a ser algo: Alcaldes, Concejales, Diputados, Senadores, Gobernadores, Vicepresidente, Presidentes. Se está promoviendo cada vez más la libertad individual en el ámbito colectivo o comunitario, en consecuencia la comunidad cada vez más abre a la posibilidad de respetar esta libertad individual siempre y cuando vaya en armonía con un objetivo común. De ahí que se explica las divisiones internas de los famosos movimientos sociales. Todos los individuos ya no tienen una sola vos o ya no enarbolan una sola bandera.

En medio de esta división interna de los movimientos sociales, hay un común denominador. Ya no hay un proyecto común al cual seguir, apoyar, por el cual luchar. Mantenerse en el poder ya no es una opción. Recordemos que, en el Censo Nacional del año 2001, el indígena representaba el 62 por ciento de la población boliviana. Los resultados del censo 2012 indican que solo un 41 por ciento de bolivianos se identificaron como indígena, lo que significa una disminución del 21 por ciento, este porcentaje migró a las principales ciudades, engrosando la clase media, lo que muchos denominan, la clase media emergente, en términos económicos se denomina los trabajadores informales.

Desde la aparición de los BRICS en el escenario mundial, el indígena se encuentra frente al globalismo. Hay que recordar que muchos grupos colectivos, entre ellos los GLBTs, indígenas, medio ambientalistas, entre otros, tuvieron como simiente a la izquierda, quien los abrazo. Estos grupos para su reconocimiento en un principio tuvieron que actuar de forma radical, con consignas revolucionarias, hasta con levantamiento en armas para ser reconocido por el Estado. En la actualidad, ya no es posible pensar y hablar en términos de Nación – Estado, esto ya ha sido superado, con el reconociendo de las treinta y seis nacionalidades y los derechos de los grupos colectivos en la Constitución Política del Estado. Ya no es posible recuperar imperios perdidos de hace siglos, como algún trasnochado pregona. Se trata de dialogar en términos universales con el resto el mundo, universalizar los principios y valores comunitarios indígenas.

El fundador del indianismo en Bolivia fue Fausto Reinaga, escritor indio nacido en la localidad de Macha, de la Región Norte Potosí, pensador que ha roto esquemas, yendo en contrasentido al pensamiento euro centrista – occidental. Uno de los principales impulsores de la creación de la UNA (Unión de América, Asia y África), propuso conformar un mercado común entre estos continentes. Esta propuesta finalmente ha sido  consolidada  el año 2010 con la creación de los BRIC que aun principio estuvo conformada por: BrasilRusiaIndiaChina, posteriormente fue incorporado Sudáfrica. Este grupo y foro político, económico internacional de países emergentes en la actualidad se denomina los BRICS.

El padre del indianismo y katarismo Fausto Reinaga en su libro de 1981 titulado: “El hombre” había señalado lo siguiente; “para llegar al tramo actual de mi pensamiento, yo dejé al pensamiento socrático, dejé al cristianismo, dejé al marxismo y dejé al indianismo”. Con esto daba a entender que había dejado el pensamiento indianista debido a que, como señala en el mismo escrito, el pensamiento del indio representaba un pensamiento de caverna, un pensamiento de antropoide, el cual debía ser sustituido por otro. De esta forma, Reinaga, migra su forma de pensar del indianismo al hombre “amaútico”. Naturalmente para que Reinaga tome esta decisión radical en su forma de pensar, es la llegada del hombre a la luna en 1969, de ahí que vendrá un hombre nuevo “amautico” como sujeto de las relaciones sociales.

Este hombre amaútico representa para Reinaga, el hombre sabio de la comunidad, el hombre cósmico, el hombre universal, el cual debe convivir en armonía con la madre tierra y el cosmos. En nuestra realidad, ese hombre cósmico representaría necesariamente el “indio universal”, el indio emergente del siglo XXI, el cual debe conocer de los avances de la ciencia, la tecnología, aprender otros idiomas, conocer otros continentes, el amauta debe generar ciencia y conocer el manto cósmico, no solo cerrarse en su burbuja, en referencia al planeta tierra, tal como señala Reinaga.

Una parte del hombre amaútico de Reinaga, se materializa con la aprobación de la Constitución Política del Estado de 2009, se constitucionaliza las luchas por el reconocimiento de las naciones y pueblos indígenas, siendo este el momento constitutivo para el pleno reconocimiento de los derechos de las naciones y pueblos indígenas. Se reconoce al indígena como sujeto pleno de derechos en la participación política, se reconoce derechos colectivos, derechos sociales, derechos sobre la tierra, amplios derechos para el ingreso a las universidades; el indígena es profesional, es científico.

Desde la asunción al poder del partido político Movimiento al Socialismo, el indígena, ha tenido participación activa en la política. Hemos tenido: Alcaldes indígenas, gobernadores indígenas, vicepresidentes indígenas, hasta presidentes indígenas en el país. Es decir que el indígena se encuentra en igualdad de condiciones para competir con una persona que vive en la ciudad, o con uno que vive en Madrid, España, o Beijín, China, o finalmente, uno que vive en Miami, Estados Unidos. Tiene las mismas oportunidades de conocer estos lugares, de viajar, o estudiar en estos lugares. En concreto, el indígena tiene las puertas abiertas al mundo.

El indígena, como sujeto pleno de derechos, no necesita de bloqueos para llegar al poder, o para hacerse de un cargo, lo que necesita es formación técnica, intelectual, educación científica. Para este propósito el indígena debe dejar a un lado el pensamiento sesgado de que solamente teniendo el poder político puede alcanzar sus metas, o solamente teniendo padrinazgo político puede mejorar sus condiciones de vida. El indígena actual necesita migrar su forma de pensar del indianismo al pensamiento amaútico, universalizarse, conocer el mundo y hablar otros idiomas, convertirse en empresario si es que lo desea, ser científico, o finalmente viajar a la luna algún día. Lo que menos pueden hacer es ponerse un cerrojo al mundo.

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