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El lago Poopó: la tragedia de una muerte anunciada

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CEPA – Norma Mollo

Un 18 de noviembre hace siete años, en el lago Poopó ocurrió una tragedia ambiental sin precedentes. En la comunidad Untavi del Municipio de Toledo murieron alrededor de 30 millones de peces y unas 500 aves silvestres de diferentes especies.

El Servicio Departamental de Agricultura y Ganadería (SEDAG) de entonces, en su informe, señalaba que en el sector las aguas no mostraban residuos de contaminantes. Asimismo, señalaba que el cambio climático provocó la reducción del agua; y su calentamiento generó menor oxigenación en el lago para los peces. Sumado a ello, una ráfaga de viento de alrededor de 70 kilómetros por hora arrastró a los peces a la orilla, de donde no pudieron volver. Y por la falta de oxígeno quedaron en el suelo agonizando.

En noviembre de 2015 se constataba que el espejo de agua del lago Poopó se había reducido drásticamente hasta secarse, generalizándose la alarma entre las comunidades, las autoridades regionales, nacionales y la prensa nacional e internacional. De acuerdo a un especialista en hidrología y medio ambiente la causa se habría debido a cuatro factores:

El cambio climático, según la Facultad de Ciencias Agrarias y Naturales en los últimos 10 años el promedio en el incremento de temperatura a nivel global habría sido de 0,6 °C; pero en la región el incremento de la temperatura en ese mismo periodo de tiempo fue de 0,9°C. Razón por la que la evaporación de agua fue más alta que la precipitación, contribuyendo a la sequía del lago Poopó.

Desvío del río Desaguadero, si bien es cierto que la precipitación pluvial alimenta al lago, las aguas provenientes del río Desaguadero alimentado por las del río Mauri (que nace en la república del Perú), disminuyeron a gran escala, a lo que se suman los desvíos realizados para riego y micro riego que no permiten que el agua llegue al lago en volúmenes que permitan mantener su espejo de agua.

Las operaciones mineras, asentadas a lo largo de la ribera descargan sus efluentes en los cuerpos de agua que llegan al lago y que, al no ser tratadas, son descargadas arrastrando sedimentos y metales pesados que se depositan en el Poopó.

Peces muertos ante la desaparción del lago Poopó. Foto: CEPA

El cultivo de la Quinua, cuyo incremento de precios dio lugar al crecimiento extensivo de su cultivo en todo el departamento de Oruro. La habilitación de terrenos para su producción ha removido suelo y en ese proceso las partículas suspendidas se han depositado en el lago, agravando el problema.

Desde ese trágico día el lago se fue secando cada dos años y en los últimos tiempos cada año, lo que provocó que la vida acuática sea mínima, peces sólo se encuentran en los periodos de lluvia, en el momento de su desarrollo no hay agua, por lo mismo tanto flora y fauna acuática son mínimas, haciendo que el ecosistema no sea apto para el desarrollo de otras especies, avifauna y macroinvertebrados.

Por otra parte, se ha observado que en el sector sud del lago, se han formado costras de sal -de acuerdo a los comunarios-estas van creciendo, es decir que el lago se convierte en salar proceso que debió durar aproximadamente 100 años. Asimismo, se ha advertido que los vientos han incrementado, ya no solo son estacionarios sino están presentes cada día apareciendo además tormentas de arena que inclusive se han sentido en la ciudad de Oruro.

Sin embargo, todo este contexto incide en la vida del pueblo Uru. Como manifiesta Pedro Mauricio Rivas alcalde comunal de Urus Villañeque: “El lago se ha secado, nos ha dejado, no hay agua. Estamos viviendo sufriendo en nuestras comunidades, vivíamos de la caza y pesca, recogiendo huevos, las aves están emigrando a otros lugares, que nos ayude el gobierno nacional. Nuestra Educación falta aulas, canchas ni tinglados no tenemos. Los municipios nos dicen no hay recursos para mantener nuestro origen del lago Poopó”.

Vicente Valero presidente del Consejo Educativo de la Nación Uru manifestó “Es preocupante, como pasa el tiempo, son siete años. Como familia Urus que ya no vivimos de la pesca y seguimos sufriendo. Pero los logros de parte de las autoridades tanto municipal, departamental como nacional no se ha visto nada. Un año han sembrado alevinos, pero no ha funcionado, también había propuestas de hacer ladrillos y otros proyectos tampoco nada se tiene. Tal vez algunos alimentos nos dieron, pero eso es un rato, nosotros queremos trabajo. Yo como presidente del CENU que he estado trabajando con la educación he visto como los estudiantes extrañan la caza y pesca. El lago Poopó era nuestra fuente de trabajo, no podemos olvidarnos eso nunca, aunque ´poquito a poquito hemos ido a cazar aves, nuestros abuelos nos enseñaron eso, hemos ido más a cazar aves y no tanto la pesca. Como nos dejó nuestro lago hemos cambiado a la fuerza, nos hemos vuelto jornaleros, de lo que hay hemos trabajado para subsistir: como pastoreros de los ganados de los aymaras, hemos migrado también a diferentes lugares, a Oruro, Cochabamba. No podemos olvidar nuestro lago y volvemos, con lo que podemos estamos viviendo. Con el cambio climático es fuerte el calor, el ventarrón, no llueve nada. Nuestras autoridades se comprometen a ayudarnos, pero no cumplen. Queremos trabajar ojalá nos den terrenos”

La vida que tenían en base a la pesca, caza y recolección de huevos les alcanzaba para sus alimentos, vestimenta y la educación de sus hijos. Ahora algunos cuidan o pastorean los animales de las comunidades que tienen tierras (ellos no cuentan con terrenos), otros han tenido que migrar a la ciudad para trabajar de lo que sea (albañil, ayudante, comercio) pero lo que ganan no les alcanza.

Las acciones que se han realizado para revertir esta tragedia ambiental son muy reducidas, como el monitoreo, evaluación, diagnóstico, reuniones y seminarios. Se hizo la forestación con especies nativas e introducidas por la Universidad Técnica de Oruro y la Gobernación del Departamento, se sembró alevinos con la intervención de GADOR lo que no tuvo muy buenos resultados por la carencia de agua. Por esa situación la población pide la dotación de tierras para la siembra de cultivos y cría de animales lo que puede palear de alguna manera sus necesidades.

Al parecer nuestro lago solo quedará en fotos y será un recuerdo ¿qué les diremos a nuestras generaciones futuras?, ¡Oruro tuvo un lago!

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