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¿Sabremos la verdad sobre el origen del coronavirus?

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Swissinfo
Entre omisiones y conflictos, llegar a la verdad sobre el virus que causó la peor pandemia del siglo XXI podría ser casi imposible. El consenso entre los virólogos en Suiza tiende a la transmisión del animal al humano (o “desbordamiento”, el salto de especies), pero hay quienes piensan que la teoría de los accidentes de laboratorio debería tomarse más en serio.

La ventana para realizar investigaciones cruciales sobre el origen del coronavirus se está cerrando, advirtieron científicos que investigaron las causas del brote de la pandemia por mandato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un editorial publicado recientemente en la revista Nature.

“En este momento parece más importante encontrar un culpable que descubrir la verdad”, señala Isabella Eckerle, viróloga y directora del Centro de Enfermedades Virales Emergentes del Hospital Universitario de Ginebra.

Otro reconocido virólogo suizo, Didier Trono, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), también estima que el tema se ha vuelto más político que científico. Se muestra pesimista sobre la posibilidad de comprender lo que realmente sucedió, pese a la importancia que conlleva para la prevención y el manejo de futuras pandemias.

“Necesitamos estar preparados para no tener una respuesta definitiva debido a las dificultades científicas y las implicaciones políticas, pero en esta fase la probabilidad de una transmisión del animal al humano sigue siendo alta”, resume.

Verdades ocultas

La búsqueda de los orígenes de la COVID-19 es compleja y controvertida. China nunca ha sido completamente cooperativa y transparente y hasta ahora ha negado el acceso a muestras y datos completos, como dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rara crítica pública al país asiático. En su opinión, la falta de transparencia de Pekín obstaculizó la labor de la OMS, que envió a un grupo de investigadores independientes a Wuhan en enero y febrero para llevar a cabo investigaciones exhaustivas. El grupo pasó los primeros 14 días en cuarentena discutiendo con expertos chinos a través de un videochat, según el informe de la misión de la OMS. Con ello, quedaron solamente dos semanas para la investigación de campo, las cuales fueron planificadas previamente para asegurar el distanciamiento y el monitoreo de las condiciones de salud.

Al final, pese a la difícil cooperación con el gobierno chino, la OMS rechazó la hipótesis del accidente de laboratorio en su estudio global sobre los orígenes del SARS-CoV-2Enlace externo, etiquetándola de “extremadamente improbable”, sobre la base de datos incompletos.

Tedros reconoció más tarde que la teoría del accidente de laboratorio se había descartado prematuramente, y Peter Ben Embarek, el científico danés que dirigió la investigación científica de la OMS en China, admitió recientemente que los funcionarios locales presionaron a su equipo para que abandonara la hipótesis.

A raíz de tales revelaciones y de los datos incompletos del estudio, algunos Estados miembros de la OMS, incluidos EE UU, Reino Unido, Canadá y Australia, han criticado duramente al organismo de salud de la ONU con sede en Ginebra por su negligencia, y a China por su falta de cooperación y ocultación de datos. La comunidad científica también alzó la voz cuando un grupo de 17 investigadores de todo el mundo – incluido Richard Neher, profesor y experto en la evolución del virus en la Universidad de Basilea – pidió continuar la investigación de una manera más objetiva y transparente en una carta publicada en Science el pasado mes de mayo.

En la carta, los signatarios argumentan que “las dos teorías [el salto de especies y el accidente de laboratorio] no han sido consideradas de manera equilibrada”, aunque ninguna de las dos se sustenta en resultados claros. “Tenemos que tomar en serio ambas suposiciones hasta que tengamos suficientes datos”, dijo Neher a SWI swissinfo.ch.

Una cuestión de probabilidad

El estudio global de la OMS ha identificado cuatro posibles vías de transmisión del virus del presunto animal de origen (el murciélago de herradura) a nosotros: Propagación zoonótica directa (de murciélagos directamente a humanos, considerada probable). Introducción a través de un huésped intermediario (del murciélago a otro animal y luego a los humanos, considerada muy probable). Cadena alimentaria de frío (como productos ultracongelados y congelados/ considerada posible). Accidente de laboratorio (considerada extremadamente improbable).

La hipótesis del huésped intermediario se considera muy probable porque, aunque se conoce genéticamente un coronavirus de murciélago cercano al SARS-CoV-2, la distancia genética entre los dos virus es de varias décadas. Esto sugeriría “un eslabón perdido”, es decir, un animal perteneciente a otra especie actuando como “puente” entre humanos y murciélagos, se lee en el informe de la OMS. Se ha pensado que animales como el pangolín, el visón o la civeta son posibles candidatos, ya que son susceptibles a los coronavirus, pero el huésped intermedio aún no se ha identificado definitivamente.

“Pero puede que nunca lo sea”, advierte Eckerle. La viróloga explica que rastrear el origen de un virus es un desafío y requiere mucho tiempo. “La investigación puede llevar años, como en el caso del SARS-CoV-1, y es posible que los animales huéspedes desaparezcan entre tanto”.

En el caso del brote de SARS entre 2002 y 2004, los investigadores tardaron unos cuatro meses en identificar a las civetas como huésped intermedio, pero más de diez años para encontrar, en una cueva remota, la población de murciélagos de herradura que albergaba todos los componentes genéticos del virus. Por lo tanto, a Eckerle no le sorprende que el informe de la OMS no proporcione resultados más concluyentes sobre el origen del SARS-CoV-2, dada la complejidad de la investigación.

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