Unicef
UNICEF celebra el inicio de la Gestión Educativa 2021 en todo Bolivia bajo las modalidades presencial, semi-presencial y a distancia, acorde a lo que establece la Resolución Ministerial 001/2021, denominada “2021 Año por la Recuperación del Derecho a la Educación”, emitida por el Ministerio de Educación.
El 1 de febrero se inauguró la gestión escolar 2021; luego de una significativa suspensión de clases por la pandemia del COVID-19, los niños, niñas y adolescentes pudieron retomar sus labores educativas y de aprendizaje. Es destacable el trabajo emprendido por el Ministerio de Educación en la priorización de contenidos curriculares, la capacitación de docentes, la producción de materiales y el establecimiento de acuerdos con diferentes medios de comunicación televisiva y radial, así como el lanzamiento de la plataforma educativa “Educa Bolivia”.
El retorno a clases es vital para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes: continuar con sus aprendizajes, retornar a sus espacios de socialización con sus pares, volver a ver e interactuar con sus maestros y maestras, aspectos que coadyuvan integralmente en el desarrollo cognitivo, emocional y en el desarrollo de habilidades sociales.
El retorno a clases requiere de intervenciones integrales, multisectoriales y de responsabilidad colectiva
UNICEF, al igual que otras agencias de cooperación del SNU, frente a los grandes desafíos que supone continuar la educación durante la pandemia de COVID-19, mantiene firme el compromiso de coadyuvar con esta tarea, bajo el principio de que es central garantizar el retorno a la escuela de manera segura planificada, gradual e inclusiva, sin discriminar a nadie, ni exponer a los estudiantes y maestros o personal educativo a riesgos de salud.
Un estudio global de UNICEF muestra que la educación presencial acompañada de medidas de bio seguridad como el distanciamiento físico, uso de barbijo, lavado de manos y la ética en el estornudo y el control de temperatura, presenta una baja tasa de transmisión del COVID-19, en comparación con otros entornos donde el riesgo es mucho mayor, como por ejemplo los mercados, los bancos, reuniones masivas, entre otros. Una de las principales conclusiones del estudio global es que no se observa un patrón consistente entre la asistencia escolar y las tasas de infección por COVID-19.
Por tanto, recomendamos, primero, que aquellas unidades educativas que aún no han iniciado clases escojan la modalidad educativa más apropiada para sumarse a este proceso. Es muy importante que los criterios que utilicen en la selección de la modalidad educativa, los Directores Departamentales de Educación y los Directores de Unidades Educativas, con los Consejos Educativos y Juntas de padres de familia, estén guiados por el principio del interés superior del niño. Es decir, que consideren el equilibrio entre el riesgo de rebrotes y propagación del COVID-19 y los beneficios de la educación para el bienestar y aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, y que la estrategia que se defina para reabrir las escuelas minimice los riesgos y maximice los beneficios.
Segundo, en los casos donde se elija la modalidad presencial, por la inexistencia de casos y porque las aulas e incluso las unidades educativas tienen pocos estudiantes, es importante que los gobiernos municipales garanticen la dotación de insumos de bioseguridad, higiene, agua y otros.
Por otro lado, se recomienda que, en el proceso de selección de la modalidad educativa más adecuada, se tome en cuenta que los niños niñas y adolescentes, del nivel inicial, primaria, secundaria y educación alternativa y especial tendrán diferentes necesidades y requerirán diferentes condiciones durante el proceso de aprendizaje. Tal es el caso de los niños y niñas en la primera infancia que asisten a programas de desarrollo infantil o educación inicial, que demandan más la presencia y acompañamiento del docente, así como la interacción con otros niños.
Para ellos se sugiere seguir tres recomendaciones para el retorno seguro: Lo primero es la prevención, con la aplicación de protocolos de retorno seguro; la segunda acción clave es la participación e involucramiento de padres, madres, cuidadores y educadores en la toma de decisiones; la tercera es la adaptación, buscando nuevas formas pedagógicas para desarrollar los contenidos y promover los aprendizajes, generando un ambiente escolar estimulante, lúdico y abordando la realidad que está viviendo cada niño o niña, con un énfasis en los niños vulnerables y con necesidades especiales.
Tercero, el retorno a clases implica trabajar bajo un enfoque integral, multisectorial y de responsabilidad colectiva de los garantes de los derechos de las niñas, niños y adolescentes en los distintos niveles de gobierno, nacional, departamental y local, a través de los sectores de educación, salud, agua y saneamiento y las instancias de protección. Pero también es clave el tema de la participación de toda la comunidad educativa, en ese sentido hoy más que nunca se requiere una comunicación entre la escuela y los padres de familia.
Esperando que este proceso de retorno a las labores educativas sea fructífero y que pueda garantizar un aprendizaje de calidad para todas las niñas, niños y adolescentes bolivianos, UNICEF reitera su compromiso de contribuir con este esfuerzo, sobre la base una amplia y destacada experiencia en todo el mundo aportando evidencia y cooperación técnica para el trabajo de planificación de la continuidad escolar del sistema educativo boliviano.